Los 3 mejores libros de Mijaíl Bulgákov

El aura reivindicativa que gira en torno al Bulgákov que se va asomando a su propia literatura despiadada y burlesca hacia la crítica con la realidad disfrazada bajo lo fabuloso o lo fantástico inclusive, lo convierte en un autor que trasciende desde una obra hecha vida, crónica deformada y parodia enmascarada.

Enervante para gran parte de los poderes soviéticos, de los que gozó de favores mientras ejerció como médico o cuando apuntaba a cronista afín, (pero para los que se volvió incómodo cuando decidió entregarse a la literatura), Bulgákov se convirtió paulatinamente en una especie de escritor de la disidencia, acechado y perseguido por la policía política, pero salvando en incontables ocasiones su pellejo. Quizás por su enfoque abiertamente de ficción, frente al que poco se podía entresacar de realismo crítico.

Tal vez por eso su obra más crítica como fue «El maestro y Margarita» se convirtió en esa obra nunca terminada del todo, siempre guardada en el cajón en espera de momentos más propicios y continuamente repasada hasta su muerte, e incluso en su posterior rescate muchos años después.

Gran escritor también de relatos o novelas cortas, Bulgákov hereda el gélido existencialismo de Chejov solo que pasado por un prisma que va desde la desconcertante experiencia propia como médico hasta su privilegiado foco sobre el devenir histórico.

Top 3 libros recomendados de Mijaíl Bulgákov

El maestro y Margarita

La voluntad de poder se asemeja tanto en esencia en cualquier momento histórico, que entender la vigencia de una obra como ésta se hace más entendible. Pero como cualquier otra voluntad humana, en multitud de ocasiones parece forjada en los fuegos del infierno por un herrero llamado Diablo que templada por ese Dios creador de lo humano como decepcionante proyecto.

Cuando el diablo llega a Moscú para su revisión periódica de toda ciudad abiertamente entregada a sus designios, nos encontraremos con una protagonista épica como Margarita, a la altura de Dante, una protagonista que sobrevuela muy por encima de todo tipo de habitantes de una ciudad que sigue perfectamente los dictados de la miserable condición humana.

Orgulloso de su obra, el diablo, sin embargo, se empecina en esa Margarita que no transige con la cómoda tentación del mal que campa sobre debilidades y tentaciones fácilmente corruptibles y extrañamente justificables entre la razón y la conciencia.

Hay un punto de extrañeza en el nudo de la historia, pero no una deconstrucción completa de la obra que nos asome a una creación disruptiva para la época del autor. El hilo está claro y las curiosas subtramas metaliterarias y alejadas del momento histórico principal (en tiempo y espacio) sirven para vincularlo todo, para enfocar con mayor intensidad la escena principal, el devenir del diablo por un mundo hecho su fiel corte, entre lo aborrecible y lo cómico.

Salvo Margarita, heroína improvisada de una posible moral residual pese a todo. Porque por mucho que se nos cuente sobre la manzana y el Paraíso, es más que probable que fuera el propio Adan quien trincara el fruto. El diablo se encargaría de escribirlo todo al revés.

El maestro y Margarita

Los huevos fatales

Quizás la única forma de afrontar los totalitarismos para poder combatirlos desde la consciencia civil sean las fábulas al estilo de George Orwell o la fantasía satírica que representa esta novela.

Porque ciertamente da igual que un régimen dictatorial, sea de izquierdas o de derechas. El problema es el miedo, la consecuente sumisión y la derivada capacidad de hacer serviles creyentes a la mayoría de la ciudadanía. Hasta el punto del más que posible ataque a todo lo que suene a disidencia por cualquiera de los individuos infectados por ese miedo inicial. Bajo una capa de fantasía que no lo es tanto, el autor va despachando la cruda realidad con sus habituales capotazos de humor en ocasiones hiriente, siempre sagaz e inteligente.

El profesor Pérsikov se ocupa en investigar la adulteración de animales y plantas para que crezcan de manera desproporcionada (suena a nuestra alteración genética de los alimentos). Pero a la postre, sus animalitos y plantillas, condicionadas por las exigencias gubernamentales de potenciar esa capacidad, alcanzan niveles de grandeza preocupantes, monstruosas, oníricas… Y claro, al final los monstruos encuentran su forma de escapar y amenazan con llevarse por delante toda Rusia por culpa de la estupidez de quienes se creen que pueden dominarlo todo a su capricho.

Los huevos fatales

Morfina

Si se pudiera concebir que Edgar Allan Poe se hubiera reencarnado en un escritor ruso, esta obra podría entenderse como la más clara evidencia. Más allá de la intención final de uno u otro autor, marcadas sin duda por las circunstancias históricas de cada cual y por la impronta creativa que los conducía a escribir en última instancia, la paralela afición por lo fantástico de uno y otro autor más el gusto por los estupefacientes derivó en esa creatividad oscurecida en ocasiones.

Conduciéndoles y llevándonos a los lectores por esos escenarios visitados en vida por los consumidores habituales de drogas varias. Pero la cuestión es descubrir en una obra como esta la descripción del proceso, la escenificación del viaje a esos paraísos psicodélicos, en este caso dibujados en la conciencia por la morfina.

Como médico joven y quizás superado por su profesión, enfrentándose a situaciones que no había imaginado, Bulgákov se entregó a esta droga para la evasión. En este libro pasamos por aquellos días del joven médico frente a su lanzamiento estrellado al ejercicio de la manera más cruda e inesperada, frente a casos que jamás podía haber calculado para su especialización.

Morfina
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