Los 3 mejores libros del ingenioso Martín Kohan

Paradójicamente, la literatura más libre y deslumbrante solemos encontrarla en los escritores consagrados pero no dedicados por completo a la escritura. Y Martin Kohan es uno de estos narradores de nuestros días. Porque uno puede tener la virtud o el don para convertir en superventas todo lo atraviesa ese impulso eléctrico entre mente y dedos en el teclado, pero la cuestión es la más cierta libertad de la voluntad que lo impulsa todo…

Dicho de otro modo ¿Habría escrito tu última novela Stephen King de no ser que supiera que se convertiría en un nuevo bestseller de inmediato? Aunque lo parezca no es una crítica y bienvenidas sean todas y cada una de las nuevas novelas de Stephen King. Sin embargo, sospecho que nos perdemos algo mejor por el mero hecho de sucumbir a inercias de publicación preconcebidas para marcar tiempos y forma de cada nueva obra.

Circunloquios aparte, Kohan aprovecha al máximo esa voluntad sometida solo a lo más pujante del fuero interno, a la necesidad atávica, espiritual e instintiva de abordar una nueva creación. Para después dedicarse a otros menesteres en su día a día. Y así llegan obras sin cadencia temporal pero con esa fuerza de lo escrito para proyectar una gran idea, una intensa inquietud, personajes que nos muestran su verdad latente entre las manos…

Top 3 novelas recomendadas de Martin Kohan

Confesión

Nunca es buen momento para afrontar la confesión que justifica todos nuestros actos, menos aún en tiempos tan oscuros de ideologías hambrientas de voluntades. Ni tan siquiera es buen momento para hacerlo ante nosotros mismos ni por supuesto frente a los demás. Pero la confesión siempre llega, esperando el vómito de nuestra verdad.

Tres historias que forman parte de una misma historia. En 1941, en una ciudad de provincias argentina, una niña confiesa a un sacerdote los primeros y difusos impulsos sexuales que nota en su cuerpo, relacionados con la atracción que siente por un joven apellidado Videla que pasa cada día bajo su ventana. En 1977 un grupo de jóvenes revolucionarios prepara un atentado en un aeródromo para liquidar a un Videla que ya no es joven y es conocido por todos.

Y, por último, una anciana (la niña de la primera historia) juega una partida de cartas con su nieto, que ha ido a visitarla a la residencia donde pasa sus días, y entre jugada y jugada le cuenta lo que le sucedió a su hijo, el padre del chico, en lo que resulta una nueva confesión. Tres historias y tres tiempos que se entretejen para forjar una única historia. Tres historias que hablan de dolor, culpa y confesiones.

Una novela sobrecogedora y deslumbrante, construida con una brillantísima arquitectura que le permite al autor penetrar hasta la médula de las historias (de la historia) que nos relata. 

Confesión, de Martin Kohan

Fuera de lugar

Nadie más fuera de lugar que el apátrida o el exiliado del único paraíso de la infancia. Nada más impropio (se reitera ese fuera de lugar), que el migrante forzado por mil avatares que nos mueven del sitio, entre nostalgias acrecentadas por la idea de lo que nunca pudo ser por culpa del destino más avieso.

Fuera de lugar transcurre en geografías diversas: la precordillera, el litoral, el conurbano, los remotos países del Este, una frontera. Y también en Internet, el espacio de todos los espacios. Claro que los personajes que se mueven de un lugar a otro, los que parten y se aventuran, no van a quedar por eso más cerca de la verdad que aquellos que se quedan siempre fijos en un mismo punto.

Y eso porque la lógica que se impone en Fuera de lugar no es otra que la del desvío. El desvío: ya sea en las perversiones de las fotos con niños que se narran en el comienzo, ya sea en el viaje en extravío que se narra en el final. ¿Qué es lo fuera de lugar en Fuera de lugar? En parte lo es la aberración: eso que no debería suceder y, sin embargo, sucede. En parte lo es la descolocación: el modo fatal en que se desorientan y se pierden aquellos que más seguros se sienten de estar siguiendo las pistas correctas.

Y en parte lo es la forma en que Martín Kohan dispone la trama policial de esta novela: hay actos y hay huellas, hay hechos y hay consecuencias; pero las huellas y las consecuencias aparecen siempre en un sitio diferente del sitio donde se supondría, donde se esperaría, donde se las va a buscar.

Fuera de lugar

Bahía Blanca

Hay una atracción evidente en las muchas ciudades de las que se dicen cosas buenas. Pero no puede ni lejanamente compararse con la atracción de una ciudad de la que siempre o casi siempre se dicen cosas adversas. Por eso Bahía Blanca, la puerta de acceso a la Patagonia en el sur de la provincia de Buenos Aires, es la heroína de esta novela. Porque una ciudad así cargada de negatividad se vuelve un lugar ideal para alguien que necesita olvidar, anular, suprimir, negar.

Y es eso lo que le sucede a Mario Novoa, el héroe o antihéroe de esta historia. Porque su historia de amor ha llegado a ese punto terrible en el que lo desesperado y lo impasible se unen y funcionan a la vez. Y cuando eso pasa, no hay otra opción más que el olvido. El resultado es la mejor novela de un imprescindible autor argentino.

Bahía Blanca
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