3 mejores libros de Liliana Blum

Sea novela o relato. La cuestión para Liliana Blum es hacer mosaico de toda narración. Una especie de puzzle donde las piezas nunca encajan salvo por la fuerza de la desesperanza. Todo unido finalmente con un pegamento improvisado por las circunstancias, sin hilo del destino posible ni encaje mágico. Y sí, es el puzzle que en mayor medida se parece a la realidad ya lo mires desde cerca con sus estridencias, sus piezas colgantes y sus pliegues, o desde lejos con su apariencia cubista.

Porque así lo es todo. Cada día es un relato, cada escena es un cuento, cada instante que entregas al dios Cronos es un eslabón de la concatenación de hechos que trazan los destinos que serán contados. Así que, como bien hace Liliana Blum lo mejor es contarlo tal cual, para no sufrir desengaños ni complicarse con tramas alejadas de la realidad. Todas esas metáforas entre líricas y prosopopéyicas para que lo más parecido a nuestro mundo sea como el huevo a la castaña…

Así que prevenidos estamos de lo que podemos encontrar en una literatura desatada como la de Liliana Blum. La cuestión es derrocar artificios y ahondar en sombras con esa visión y deseo morboso por llegar hasta el fondo de todo, donde ya no queda nada de luz.

Top 3 libros recomendados de Liliana Blum

El monstruo pentápodo

El sabio dijo aquello de que él era humano y nada de lo humano le es ajeno. Incluso la aberración más despiada, las desviación ciertamente más abominable sigue representando a lo humano, a la peor posibilidad de nuestra razón convertida en avieso deseo enfermizo. Atreveserle a contarlo es tarea de exorcismo literario para almas poco curadas de espanto.

Raymundo Betancourt es el ciudadano modelo: profesionista honesto y responsable, solidario y comprometido con el bienestar de su comunidad. Pero como la vida no sólo es trabajo, también se permite dos sencillos placeres cotidianos: los chicles de canela y las niñas que mantiene secuestradas en su sótano.

El monstruo pentápodo nos enfrenta sin ambages ni eufemismos con la mente oscura del asesino, del psicópata adorable y manipulador ante cuyos encantos sucumbió Aimeé –otra “pequeña”, pero a su modo- hasta el punto de volverse cómplice a cambio de un poco de amor.

Liliana Blum es tan hábil como despiadada. No se toca el corazón para empujar al lector al foso donde habita esa bestia con piel de ángel que se esconde a plena luz y que podría ser tu vecino, o el mío, o el de cualquiera…

El monstruo pentápodo

Cara de liebre

El estereotipo del psicópata de turno se extendió también a lo femenino en papeles como Carrie de Stephen King o la Lisbeth Salander de la trilogía Millennium. Solo que en el caso de las mujeres siempre hay un poso de venganza y revancha. Viejas deudas por las que una puede cobrar el precio que mejor entienda…

Con profunda sordidez y humor negro, Cara de Liebre es un honesto relato de lo que nos cosifica; de la cárcel que supone el cuerpo y los mecanismos que inútilmente buscamos para cubrir lo que a los ojos de los demás nos vuelve monstruosos, pues «siempre queda algo, un vestigio, una marca que traiciona, que suele ser a veces más bochornosa incluso que el defecto en sí, real o aparente…».

El grupo que toca en el escenario da pena, aunque el vocalista no parece un mal partido. La atmósfera oscura es la adecuada para ocultar la cicatriz en su rostro, la dolorosa marca de las cirugías a las que fue sometida de niña debido a su labio leporino y que la hizo merecedora del cruel apodo de Cara de Liebre.

Su aire desinhibido y su cuerpo exuberante logran llamar la atención del cantante, de hermosos ojos azules pero cuerpo fofo y deforme. Es el elegido. Después de conversar un rato, ella lo lleva a su casa. Es curioso —piensa— que el narcisismo del hombre le haga creer que la iniciativa es suya, cuando no sabe lo que le espera…

Liliana Blum, una de las narradoras más interesantes del panorama literario mexicano, aborda en esta novela los problemas del acoso, las relaciones destructivas y, en particular, la deshumanización implícita en la manera como observamos al otro y lo reducimos a sus defectos.

Cara de liebre

Tristeza de los cítricos

Más allá de los sauces llorones está la tristeza de los cítricos. Y ya no se trata de mera impostura, de histrioníca melancolía sino de la certidumbre de la muerte acechando al mundo vegetal con su virtud o defecto de la pusilanimidad absoluta. Mutatis mutandis esa misma naturaleza puede habitar el alma humana en cualquiera de los ejemplos de esta laberíntica narradora.

En botánica, la «tristeza de los cítricos» es una enfermedad fatal que fulmina a los árboles, tiñéndolos de un gris apagado y un gesto mortalmente caído. Bajo esta premisa los cuentos de Liliana Blum revelan la imposibilidad de sentimientos y emociones amenazados por la oscuridad que habita en nosotros o en aquellos a quien amamos.

Liliana Blum poda sin piedad el desapego, la mentira y la violencia que corre por nuestras venas o se deja ver en nuestras calles, allí donde un padre acompaña a su hija a un motel, un hombre acecha desde internet o el narcotráfico secuestra jóvenes. La inquietud, el desasosiego o el miedo son la sabia de este bosque; una fuerza y una evocación desgarradoras, sus raíces. ¿Te internas en él?

Tristeza de los cítricos
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