Antes de los treinta Juan Bonilla ya apuntaba a la profecÃa autocumplida de ser escritor. Una profecÃa cargada de voluntad más que de cualquier forma de providencia. Porque lo de escribir ya se sabe… (repitamos al unÃsono: 99% de transpiración y 1% de inspiración).
Pero tampoco se puede negar que talento habÃalo entonces y tan solo era cuestión de insistencia en eso de la literatura como cauce vital. Y Bonilla tomó el camino para no dejarlo hasta hoy, con esa devoción suprarreligiosa del creador convencido, entregado y enganchado a su droga.
Como ya se sabe, a Roma se llega por muy diferentes caminos. Y asà otros escritores de su generación como pueden ser Jesús Carrasco o Jon Bilbao llegaron más tarde. Pero todos ellos, sobre todos estos y algun@s otros como estos limpian, fijan y dan esplendor al lenguaje, como les gusta a los puristas de la lengua que sea la literatura.
Lo cual no es óbice (la exquisitez formal, me refiero) para apalear la realidad con esa crudeza entre lo existencialista, lo fatalista y lo necesariamente vital pese a todo. Literatura para vibrar desde una empatÃa de muy dentro hacia afuera, desde los pozos de la conciencia de los personajes hasta el mundo construÃdo sobre ellos y sobre nosotros.
Top 3 libros recomendados de Juan Bonilla
Una manada de ñus
La siesta más amable curiosamente transcurre mientras en la estepa mostrada por nuestra televisión los animales se entregan al eres tú o yo, la supervivencia hecha pirámide. Y en esas siniestras aventuras preonÃricas, los ñus siempre acababan perdiendo con su cuerpo escuálido y su enclenque cornamenta.
Los protagonistas de este libro: ñus que tienen que enfrentarse a una charca infestada de cocodrilos sin saber si serán ellos los sacrificados para que la manada pase. Muchos de ellos son adultos visitados por el adolescente que fueron. Mirada desde lejos, nunca contada in situ, la adolescencia de los personajes de esta manada se puede reflejar en ambiciones que no tendrán más remedio que ser incumplidas –una lista de deseos, enamorar a una estrella de cine- o en logros que tardan demasiado en llegar, cuando ya no son más que una cándida celebración que multiplica la nostalgia –el ascenso de un equipo pequeño a primera división, la venganza con la que se le quiere devolver una grandeza inconquistable a un poeta menor-.
Los maximalismos propios de la adolescencia son aquà corregidos por la mirada narradora, siempre situada ya en un lugar desde el que se sabe que aquel paraÃso perdido no fue nunca un paraÃso y permanece con tal fuerza en nuestros adentros que tampoco será nunca perdido.La agonÃa de una madre en un hospital, la relación con un padre a través de los fracasos de un equipo de fútbol, las tablas que le hace un chico a Bobby Fischer en una partida simultánea, el olvido del pin de una tarjeta de crédito, el llanto de un bebé en el piso de los vecinos, son algunos de los puntos de partida desde los que los ñus que protagonizan estos relatos tratan de pasar la terrible charca infestada de cocodrilos.
Prohibido entrar sin pantalones
Por evidente que parezcan, el sentido común hay que explicitarlo en ocasiones. Sobre todo cuando te enfrentas a personajes excéntricos para los cuales el protocolo y el decoro son imposiciones y barreras a saltar.
No debió ser un tipo fácil Mayakoski. Consecuente sà y convencido de que en el momento en el que se pierde la fe en los principios que te movieron en juventud uno debe abandonar la escena, pues también. Lo excéntrico se admira cuando proviene de un ser de luz en lo creativo, del ingenioso poeta y perturbador social. Otra cosa serÃa aguantarlo en casa.
Pero sobre eso no se escriben libros porque se deshacen los mitos. Y los mitos, como todo lo que pueda elevarnos por encima de nuestra condición, siempre son necesarios.Juan Bonilla sigue los pasos de Vladimir Maiakoski, una de las figuras más carismáticas de la vanguardia rusa. Nueva York, Londres, ParÃs, Moscú y México son algunos de los escenarios de esta apasionante novela, en la que Bonilla se adentra en la vida de un personaje rompedor que vivió con una intensidad desbordante su apasionada relación amorosa con Lily Brik, permitida y alentada por su marido, en uno de los trÃos más famosos de la literatura mundial.
La novela del buscador de libros
Juan Bonilla es otro fervoros creyente en la vida después de la muerte allá por el cementerio de los libros olvidados que construyó Ruiz Zafón. Porque más allá del cambio de tercio hacia la literatura comercial del genio catalán, la idea en ambos casos es escribir de libros y de literatura, de pulsiones lectoras, de alimento para el alma y de pasiones intelectuales no siempre comprendidas.
No recuerdo un dÃa en que no haya buscado libros, confiesa Juan Bonilla, que refiere en estas páginas la historia de una pasión –un vicio o un deporte, la bibliomanÃa– que es también o sobre todo una forma de vida. Su recuento no pretende ser ni una apologÃa ni un ensayo histórico, sólo una memoria desordenada, porque la búsqueda de libros es asÃ, desordenada y azarosa. Es su principal encanto, saber cuando sales de caza que no sabes con qué te vas a encontrar, lo que exige aquello que Nietzsche pedÃa para apreciar la melodÃa de la existencia: estar permanentemente atentos. Libros y librerÃas, innumerables pesquisas y muchas historias asociadas que componen, como los volúmenes delas colecciones personales, una suerte de autobiografÃa.
Ya hace mucho que las metas se quedaron en la cuneta de los buenos propósitos y el deseo de búsqueda se cumple en sà mismo: la biblioteca es un organismo que rechaza la idea del todo y cree firmemente en el infinito. Siempre hay algún volumen por conquistar, alguno que está más allá, no sólo los que pertenecen al futuro, también los que se esconden en los pliegues del pasado.
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