En ocasiones lo exótico sirve perfectamente para vivificar un género literario adocenado desde los escenarios comunes o típicos. La literatura noir tiene ese no sé qué de vinculación con lo occidental, con los sistemas sociopolíticos de un mundo replicado en sus grandezas aparentes y sus miserias soterradas.
Así que la llegada de Manook (ya sea el firmante Ian o el auténtico Patrick), con sus novelas policíacas llevadas hasta Mongolia gracias a su comisario Yeruldelgger, son una prospección social en un mundo alejado de nuestro etnocentrismo, además de un sugerente planteamiento que no se olvida del crimen como sustento desde el que desarrollar una trama.
El resultado para Manook es esa orginalidad que todo autor pretende para destacarse. La impronta de cada cual, la forma de narrar, hace mucho. Pero si además Manook es capaz de ofrecer un cambio de foco radical hacia espacios desconocidos, lo novedoso rompe esquemas para bien.
Porque en la lejana Mongolia nos replanteamos fundamentos morales y sociológicos en torno al crimen. Y así el suspense se complementa con ese aspecto divulgativo sobre nuestra propia especie mucho más allá de nuestra visión preconcebida del mundo.
Top 3 novelas recomendadas de Ian Manook
Yeruldelgger. Muertos en la estepa
El acercamiento a los espacios del mal siempre nos perturba. La esencia morbosa de los géneros que van entre lo policíaco y el suspense es algo innegable. La cuestión es que Manook supo que ese magnetismo, proveniente ya de Edith y su giro para contemplar por última vez la ciudad de Sodoma devastada por Dios, se podría multiplicar en un lugar remoto, en las solitarias estepas mongolas.Y hasta ahí que nos lleva para descubrir el cadáver de una niña apenas enterrada, más bien abandonada con desgana en medio de la nada.
Entre los pobladores errantes de los grandes espacios vacíos de Mongolia y los cosmopolitas habitantes de Ulán Bator, la capital mongola, parece existir un abismo en cuanto a la forma de entender la vida. El choque se dispara desde la paradigmática aparición de la abrumante crueldad de semejante cadaver.Manook se lanza a investigar, tirando de los pocos hilos que puede encontrar gracias a sus compañeras, la inspectora Oyun y la forense Solongo, un particular triángulo investigador con sus ángulos muy marcados en varios aspectos…
La novela es un viaje cargado de fascinación entre paisajes inabarcables como metáfora de lo inabordable de un alma humana capaz de todo. Desde el nomadismo hasta lo urbanita como representación universal del mal y el pecado gracias a la ambición descontrolada, las ansias de poder y la deriva ominosa del ser humano arrasado por tales fuerzas.
Yeruldelgger. Tiempos salvajes
A la luz del éxito de la primera novela de la saga Yeruldelgger, (que seguramente incluso sorprendió a un Mannok que irrumpía con fuerza en el género negro pasados los 60 años), parecía procedente dar continuidad a las aventuras de un comisario con la fuerza del personaje de Yeruldelgger y la intensidad de un escenario lejano como Mongolia.
Porque de la mezcla había surgido esa legión lectora deseosa de nuevos casos en el dicotómico escenario de este país capaz de aportar una visión trascendental de la existencia desde sus paisajes inacabables y sus gentes de visión ancestral a la par que se complementaba con lo peor de un mundo hecho ciudad, con su necesaria organización desde la que emerge lo peor, el necesario poder y la consecuente corrupción, las mafias.
En medio de las gélidas estepas mongolas, la inspectora Oyun, ayudante del comisario Yeruldelgger, se topa con una escena difícil de interpretar: un jinete y su caballo yacen aplastados bajo el lomo de una hembra de yak que parece haber caído del cielo. La misma sorpresa experimenta su jefe cuando, en un desfiladero del macizo del Otgontenger, se descubre el cadáver de un hombre que sólo puede haber acabado ahí… precipitándose desde las alturas. Y para cerrar el círculo de hechos insólitos, el mismo comisario es detenido como sospechoso del asesinato de Colette, una amiga prostituta a la que había ayudado a rehacer su vida.
Sumido en la perplejidad y temiendo ser víctima de una trampa, Yeruldelgger acomete una investigación clandestina que generará tensiones con su equipo, reabrirá viejas heridas con su hija Saraa y provocará la intervención de los maestros shaolin del séptimo monasterio en el que fue criado.Pero la situación da un vuelco completo con el hallazgo de los cuerpos sin vida de un grupo de niños dentro de un contenedor en el puerto de El Havre. Pese a los miles de kilómetros que separan Mongolia de Francia, las pistas acabarán por cruzarse para destapar un caso de corrupción y abusos a todos los niveles que afecta a las más altas esferas de diversos países, desde Europa hasta Asia.
Yeruldelgger. La muerte nómada
Una tercera parte con tal intensidad que asoma como fin necesario. Aunque nunca se sabe con las exigencias editoriales… Porque en su retiro en su yurta, nuestro comisario Yeruldelgger parece querer perderse hasta el último de sus días. Pero las inercias de todo policía son esa fatalidad hecha ley de Murphy que siempre los acaba devorando.
El aroma a final de saga también proviene de un salto a lo mundial, a lo global. Porque también el asunto de las multinacionales, su práctica y su ética asaltan la trama desde el acceso a unos recursos naturales por los que puede que alguien sea capaz de todo.Así, el retiro de Yeruldelgger durará muy poco: contra su voluntad, dos jinetes extraños lo empujarán a la acción, y Yeruldelgger se verá envuelto así en un fuego cruzado entre mercenarios pagados por voraces compañías mineras, políticos inmorales, policías corruptos y jóvenes seguidores del juramento de Gengis Kan.
Una maraña sangrienta en una Mongolia destripada por las excavadoras de las multinacionales, expoliada por las ansias de los especuladores y arruinada por la venalidad de sus dirigentes, y de la que Yeruldelgger, siempre fiel a sus ideales, no saldrá indemne.Tras el éxito de las dos primeras entregas, con más de medio millón de lectores adictos a las hazañas del famoso comisario de Mongolia, Yeruldelgger. La muerte nómada pone un final dramático a una de las series más originales de los últimos tiempos y supone el adiós de uno de los personajes más inolvidables de la novela negra.