Si hay un autor que enlaza el pujante género negro de su época con una narrativa más autóctona, cargada de casticismo y brillante en su heterogénea presentación final, ese es Francisco García Pavón.
Sumergirse en cualquiera de las novelas de García Pavón es disfrutar de aventuras y desventuras policíacas en torno a un poderoso imaginario que satiriza entre sus tramas por momentos inquietantes, siempre con notas de suspense y finales que apuntan a resoluciones creativas a la altura de las grandes plumas del género policíaco.
En Plinio, o mejor Manuel González encontramos la particular figura que encabeza muchas de las novelas de García Pavón. Y en este policía municipal descubrimos a un tipo normal y corriente, sin los estereotipos de protagonistas malditos que hacen equilibrios entre el bien y el mal. Lo de Plinio es desfacer entuertos entre lo criminal o lo delictivo. Nada más y nada menos.
Así disfrutamos de una literatura que acompasa tiempos recientes de una España entre construcciones y contradicciones. Junto a Plinio y muchos otros personajes hacemos crónica de lo vivido con la intensidad de tramas que, por supuesto, también resultan sumamente entretenidas.
3 mejores novelas de Francisco García Pavón
Las hermanas coloradas
Nada mejor que una primera invitación al extrañamiento para enrarecer un singular caso como el de las hermanas pelirrojas que capitalizan el foco de esta novela. ¿Cómo no conocerlas? Plinio sabe quienes son (o eran porque su desaparición apunta a cualquier cosa).
Las hijas del notario de su pueblo, Tomelloso. Y ahora han desaparecido, desperando suspicacias y fantasías entre quienes conocían a las dos gemelas y pelirrojas para más sorna general. La tierra se ha tragado a las dos sesentonas desde un desencadenante tan insondable como una simple llamada telefónica.
El bueno de Plinio tendrá que tomar las riendas del caso junto a Lotario, veterinario con aspiraciones de Sherlock Holmes. Desde Tomelloso a Madrid, ofreciendo un vistazo muy jugoso sobre los usos y costumbres de las dos Españas.
Los hilos del caso se irán formando en recios cabios para el particular equipo de investigadores. Y quizás todo apunte, una vez más a atávicas envidias de un país cainita.
El rapto de las sabinas
Tomelloso es el reflejo de toda gran ciudad emblemática de las grandes novelas policíacas. Y es en Tomelloso donde transcurren los oscuros avatares a los que siempre se enfrenta el héroe castizo ibérico, Plinio.
La referencia al mitológico episodio del título apunta a esa traslación esperpéntica a la realidad del autor. Tomelloso ahora es la nueva Roma en la que dos mujeres, Sabina y Clotilde, también parecen haber sido raptadas por algún depravado.
El caso se va esclareciendo pronto, pero manteniendo el necesario suspenses de toda investigación novelesca. Sin embargo bajo el caso el autor aprovecha para escenificar mejor que nunca ese microcosmos emblemático de lo social que se extiende a una idiosincrasia generalizada de lo español.
Todo puede tener una revisión lírica, lo peor y lo mejor de lo que es cada lugar o cada persona. El tamizado con el que el autor atomiza esencias sociológicas, morales, circunstanciales y enteramente humanas al fin y al cabo enrique la trama y la va reconvirtiendo a una narración más tendente a un realismo fascinante.
El reinado de Witiza
El gusto de García Pavón por la caracterización más esperpéntica nos abre siempre el camino a la lectura con una sonrisa a la par que con la inquietante duda sobre el resultado final de tan particulares escenificaciones.
Antonio El Faraón, en cuyo sobrenombre ya adivinamos esa especie de socarronería para calificar a quien se considera más que los demás de Tomelloso, pone en alarma a Plinio sobre la profanación de un nicho familiar.
Lo que realmente sucede y descubren Plinio y su colaborador y veterinario don Lotario es que alguien ha dejado otro cuerpo dentro del nicho y se ha ocupado de cerrarlo a cal y canto. Quizás pensando que nadie se daría cuenta o simplemente por improvisación… El parecido del finado con el rey Witiza confiere a la investigación de un punto entre lo mitológico y lo ridículo. Porque muchos pueden llegar a creer aún en la reencarnación, en lo esotérico más extraordinario.
La carestía siempre despertó la imaginación y el ingenio hacia la picaresca o la superstición, a necesidad. Con la idea de satirizar esa composición que conforma parte del imaginario popular, Plinio y don Lotario avanzarán en el descubrimiento de todos los extremos del caso. Entre risas y curiosos giros, esta novela se convierte en una gran trama criminal salpicada por humor y crítica.