Los 3 mejores libros de Eudora Welty

La sensibilidad femenina, en unos tiempos aún duros para la mujer, unida a su pasión por la fotografía acabó confluyendo en la literatura como expresión última de un universo cautivador. Porque Eudora Welty fusionó finalmente toda su creatividad en una faceta literaria valorada con el tiempo como crónica de los Estados Unidos sureños durante fases tan relevantes como la Gran Depresión o muchos otros escenarios posteriores del siglo XX.

Sí, se trata del mismo sur profundo que sirvió de escenario en ocasiones a un William Faulkner que también saldaba su deuda con sus orígenes en no pocas de sus obras.

Desde lo local hacia lo universal. Todo autor empeñado en revelar las interioridades e intrahistorias más humanas de cualquier espacio, acaba convirtiéndose en ese relator de nuestra civilización en esa mágica representación de la parte por el todo. Sinécdoque humanística hecha obra literaria. Historias que desde la sensibilidad y el detalle superan holagadamente la ficción hasta alcanzar ideas mucho más trascendentales.

Por supuesto, nada sería posible sin ese gancho literario de las buenas historias, de los relatos que giran en torno a personajes intensos, potentes. Y también ahí Eudora Welty se esmeraba hacia esa excelencia que hace de un diálogo o una reflexión algo enteramente auténtico.

3 mejores libros de Eudora Welty

La hija del optimista

Cuando un autor se enfrenta a la novela, esta siempre tiende a sobreponerse al resto de toda obra previa de menor tamaño.

La cuestión, el reto, es conseguir en este formato más extenso trasladar tan buenos matices de un universo creativo enriquecido en los pequeños relatos.

En esta trama se consigue con holgura ese fin. La protagonista es Laurel, una mujer que regresa a sus orígenes con el imperioso reclamo de la enfermedad de un padre que agotará sus días junto a ella. La vida cierra sus propios capítulos cuando los padres se van, sin enmienda alguna.

Y es entonces cuando Laurel se enfrenta a esa misión titánica de dar sentido a su vida cuando el vacío asoma. Frente a ella encontrará a Fay, la última mujer de su padre, interesada en herencias más que en cualquier otra cosa.

Con Fay, Laurel tendrá los enfrentamientos más crudos de la historia, mientras trata de cerrar capítulos de su vida que, sin su padre, ya no tienen ningún valor. Porque la culpa siempre quiere cobrar su rescate.

Cuentos completos

Los cuentos siempre tienen un componente fotográfico, una ilustración fácil de su idea principal, de sus escenarios mínimos.

Los orígenes creativos de Welty radicados en la fotografía, se manifiestan aquí con la mayor intensidad si cabe de la descripción total de personajes y paisajes, de sentimientos, emociones, ideas y deseos. En este volumen se recopilan historias ubicadas en diversos escenarios de ese sur profundo salpicado de lugares mágicos, entre tradiciones y costumbres tan magnéticas como en ocasiones chirriantes.

La recopilación viene que ni pintada y es completamente procedente por esa escenografía compartida solo que con el paso de años y décadas.

En este libro actuan personajes cargados de magia, enfrentados a mil y una adversidades, expuestos a alma abierta frente al lector en una lectura que a la postre resulta sinembargo cálida, tan amable como extraña en ocasiones. El mejor ejemplo de toda la obra de la genial Welty.

La palabra heredada

Lo biográfico adquiere en los personajes verdaderamente relevantes, tintes de enseñanza en muchos aspectos. Descubrir la visión de Welty sobre su propia vida, supone en este testimonio un valor muy especial. «El alma escribe sus libros pero nadie los lee», como cantara Yupanqui.

En el caso de Welty supo abordar esa gran obra de traducir su alma en la senectud, una posibilidad al alcance de muy pocos afortunados. Entre las imágenes propias de su vida, transformadas por ese matiz subjetivo del paso del tiempo, Welty ahonda en todo, desde los contextos históricos hasta los momentos más personales. Desde sus escenarios fotográficos donde se erigen sentimientos intensos, agradecimiento melancólico. Un brillante y emotivo repaso desde las últimas notas de una canción siempre favorita.