Descubre los 3 mejores libros de Carmen Santos

Hay un tipo de literatura para la que hace falta una sensibilidad especial. Tampoco es que me convenza eso de literatura en femenino porque eso suena más rancio, a otros tiempos en los que la mujer estaba asociada a lecturas más frívolas. Lo de Carmen Santos, o María Dueñas o Luz Gabás (todas ellas representantes de un tipo concreto de narrativa) es un romanticismo melancólico que lo salpica todo, desde los amores y desamores hasta el más luminoso costumbrismo con sus marcadas sombras. Pero siempre enfocándolo todo hacia una acción trepidante que despierta contrastes y que cautiva sobre el posible devenir de unos personajes expuestos a imprevisibles horizontes.

Concretando en Carmen Santos lo de la acción es incluso más marcado que en las otras autoras citadas. Porque sus personajes tienen esas aristas, ese pasado, esos secretos que cargan de dudas el desarrollo de los hechos. Y porque sabe perfilar, en su habitual ambientación histórica, los detalles que mejor acompasan las vivencias y escenas. Un acertado equilibrio entre ficción e intrahistoria que bien podía ser extraída directamente de una vieja foto en sepia o de un fascinante retrato de los que parecen suspenderse en el tiempo.

Ya son varias las novelas que hacen de Carmen Santos ese referente de ese histórico-romántico donde el término romántico carga con una mayor acepción, con su significado original respecto a las tormentas cernidas sobre las almas desde la pujanza de las pasiones, las ambiciones o cualquier otro de los potentes motores que nos conmueven a todos.

Top 3 novelas recomendadas de Carmen Santos

Flor de arrabal

Era difícil tener heroínas para las mujeres de la época de mi madre. Porque los referentes femeninos que se encumbraban eran iconos de belleza y de aparente sumisión como valores máximos. Pero dentro de cada una de aquellas mujeres que encontraban en la faceta artística recreo y también fuga se acababan destilando muchos otros aspectos que apuntaban a la liberación posterior que llego gracias también a ellas y su coraje a la hora de romper los cánones que les impedían ser enteramente ellas. Justo lo que Flor nos enseña en esta, su historia.

En el arrabal zaragozano donde vivía, pocos pensaban que Flor, aquella niña nacida en uno de sus hogares más humildes, estaba destinada a convertirse en una de las grandes figuras de los escenarios, primero en España y luego en toda Europa. Un camino difícil, sembrado de duras pruebas, que la lleva primero a Madrid y, más tarde, a Barcelona, París, Berlín y la lejana Cuba.

A lo largo de esa carrera en pos del éxito, Flor va descubriendo el amor, el desengaño, la amistad, el temor y la obsesión. Y a la vez, su vida se sumerge en los convulsos acontecimientos de las primeras décadas del siglo XX, unos años marcados por las revueltas anarquistas, el auge del fascismo y el horror de la guerra. Escrita con la sensibilidad y el pulso de las grandes narradoras, Flor de arrabal nos ofrece la historia de una mujer valiente y entregada al amor, y un apasionante retrato de una Europa vibrante y convulsa.

Flor de arrabal

El sueño de las Antillas

Una de esas novelas donde lo colonial español se dibuja con ese punto de nostalgia de un mundo a punto de agotar fórmulas de convivencia entre colonias y viejas metrópolis imperiales venidas a menos. Poco quedaba que «rascar» en lo político por aquellos días. Ya solo los lazos de las relaciones humanas escribían las lánguidas páginas de la decadencia y las nuevas letras del porvenir a uno y otro lado del Atlántico.

1858. Cuando Valentina zarpó desde España hacia la colonia de Cuba en pasaje de tercera clase, tenía un joven marido a su lado y el corazón repleto de ilusiones. A su llegada a la isla, sin embargo, sus sueños se resquebrajan: su esposo ha muerto durante la agotadora travesía y el lugar, de pronto, se revela como un entorno hostil.

Sólo Tomás Mendoza, un atractivo médico que viajaba en el mismo barco que ella, intenta ayudarla proponiéndole matrimonio. Pero Valentina le rechaza por orgullo, pues no está dispuesta a inspirar lástima, aunque eso signifique tener que vender su cuerpo en un refinado prostíbulo caribeño. Lo que no sospecha es que hay hombres que no se conforman con unas horas de lujuria comprada y que algunos, como el rico y apuesto Leopoldo Bazán, bajo sus caballerosas formas esconden la más abyecta crueldad.

Con el pulso firme y sagaz de los grandes novelistas, Carmen Santos ha tejido una historia inolvidable que tiene mucho de las grandes sagas. De las calles habaneras al prostíbulo y de allí a los fastuosos salones de la alta sociedad isleña, enriquecida hasta lo inimaginable con el cultivo de la caña de azúcar, El sueño de las Antillas nos narra la historia de una mujer decidida a tomar las riendas de su vida y forjar su propio destino.

El sueño de las Antillas

Un jardín entre viñedos

Lo enológico es esa cultura ancestral en torno a la cual se conforma hoy una literatura única. Porque allí donde nos recreamos en búsqueda de la alquimia de los sabores acabamos magnetizando esfuerzos y pasiones. Los viñedos albergan los secretos de las cosechas que vendrán. Y también ofrecerán sus mostos, más o menos finos y oportunos, según esfuerzo, mimo y circunstancias capaces de mejorarlo todo o echarlo al traste.

Cariñena, 1927. A la muerte de su padre, víctima de un misterioso accidente, Rodolfo Montero debe regresar de París y tomar las riendas de los negocios vinícolas familiares. Le acompaña su joven y bonita esposa, Solange, a quien conoció en la capital francesa.

El ambiente parisino, vibrante y bohemio, frecuentado por artistas y escritores, ha supuesto para Rodolfo una experiencia única y una época dulce sembrada de cálidas emociones. En tierras aragonesas, sin embargo, el frío arrecia y se cuela por las ventanas de la Casa de la Loma, la mansión de los Montero que ahora se revela ante los ojos de la feliz pareja como un caserón inhóspito que deben compartir con Dionisio, el hermano de Rodolfo. Por si eso fuera poco, la empresa se encuentra casi en la ruina, las viejas rencillas del pueblo resurgen con fuerza y las habladurías sobre la bella joven francesa no se hacen esperar.

Abrumada por los cambios e incapaz de adaptarse a su nueva vida, Solange empieza a sentir una peligrosa simpatía por su cuñado, un hombre atormentado que necesita desesperadamente algo que le devuelva las ganas de vivir. Mientras, Rodolfo, pendiente de los negocios e intranquilo por ciertos secretos del pasado que se empeñan en regresar, no cae en la cuenta de que el amor, como las vides, debe cuidarse para que perdure.

Un jardín entre viñedos
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