Las novelas de Carla Montero nos transportan a escenarios de ese pasado prácticamente tangible, lugares en los que aún habitan recuerdos de nuestros mayores o fotografías en sepia en las que simples gestos parecen esbozar grandes historias.
Y precisamente por eso consigue Carla ese maravilloso encaje entre el misterio, la ficción histórica y un deje de extraña melancolía por un mundo extinguido no hace tanto tiempo.
La cuestión es que entre Carla y otras grandes autoras con predilección por ese ayer que aún despierta ecos como María Dueñas o Luz Gabas, se da cumplida cuenta de un extenso imaginario cultivado por ellas entre los siglos XIX y XX.
En el caso particular de Carla sus historias trazan vidas intensas pero también plantean enigmas, misterios, crímenes…, sucesos que trastocan ese mundo a revisitar desde el privilegiado foco de esta autora que por momentos comparte fórmulas magistrales como las de Ken Follet en su trilogía The Century. Intrahistorias desde sagas familiares para acompasar, con el brillo del detalle, el devenir de la Historia.
Top 3 libros recomendados de Carla Montero
El medallón de fuego
Escribir a dos tiempos es una suerte de túnel del tiempo que la literatura es capaz de transformar en mundos paralelos de idéntico transcurrir. Así las diferentes épocas aúnan vidas con esa mágica sensación de que todo es presente. Y nada mejor que algo material, capaz de sobrevivirnos, que acabe por tomar vida por el mero hecho de compartir tactos a uno u otro lado del tiempo.
Madrid, actualidad. Ana García-Brest, experta en arte, recibe la llamada de Martin, el joven y misterioso buscador de tesoros a quien conoció fugazmente durante la búsqueda de El Astrólogo en La Tabla Esmeralda. Han asesinado a un magnate italiano y un poderoso tesoro está en peligro: el Medallón de Hiram, una reliquia mágica que perteneció al arquitecto del templo de Salomón. Nadie conoce el paradero exacto de la pieza y Martin necesita la ayuda de Ana para encontrarla. Ambos emprenderán una trepidante búsqueda por toda Europa enfrentándose a infinidad de peligros, pues muy pronto descubrirán que ellos no son los únicos que desean hacerse con la reliquia.
Berlín, 1945. En los estertores de la Segunda Guerra Mundial, los destinos de cuatro personas están a punto de cruzarse con consecuencias imprevistas para el Medallón de Hiram: un sanguinario nazi que rastrea un Berlín en ruinas con la obsesión de hacerse con el medallón; un joven español, estudiante de arquitectura, que se ve envuelto en una intriga insospechada; un ingeniero alemán que está en el punto de mira del servicio de inteligencia ruso, y una francotiradora del ejército soviético que guarda un importante secreto.
La tabla esmeralda
Si hay un pintor enigmático en la historia del arte, ese es Giorgione. Su corta existencia nos conduce a las más profundas sombras de la incertidumbre. Mientras que la calidad de su obra reconocida despierta inagotable y recurrente curiosidad.
En manos de Carla Montero el enigma de este personaje cobra nueva vida. Porque Ana, especialista en arte topa con pistas sobre uno de esos cuadros que periódicamente se atribuyen a este autor, en este caso el supuesto lienzo imaginado por la autora «El astrólogo». Y claro, se ve impelida a investigar contando con el apoyo de su pareja Konrad. Mientras tanto, conocemos de un episodio de expolio nazi capitalizado por un policía de las SS llamado Von Bergheim. Él será el encargado de buscar el mismo cuadro que años después buscará Ana.
Porque el mismísimo Hitler considera que esa obra esconde algún gran secreto. Pero el devenir de Von Bergheim lo enfrentará al descubrimiento del amor en una judía, Sarah Bauer. En el paralelismo de ambas historias que trazan investigaciones para dar con el cuadro, transitaremos con apasionada lectura hacia descubrimientos mucho mayores que los del propio secreto asociado al lienzo.
El invierno en tu rostro
Lena y Guillén. Criados juntos como hermanos y separados por las trágicas circunstancias de los convulsos días previos a la guerra civil española, que precisamente se encargó de enfrentar a hermanos con inusitada crudeza.
El recuerdo de aquellos días de infancia se mantienen indelebles durante el crecimiento de los chicos, y se incrementa cuando ambos son ya esos jóvenes supervivientes a la atrocidad del conflicto a los que la magia les concede la posibilidad de un reencuentro. Después la guerra duró demasiado para los dos corazones latiendo tan lejos. Porque Guillén se marchó a Francia y Lena se quedó en España. En el frenesí de aquellos días, ambos se vieron impelidos a tomar bando. Y cuando sus vidas podían volver a trazar un destino compartido, precisamente su rol antagónico parecía empeñado en alejarlos.
Con ese contraste apasionante entre el amor y la destrucción de las guerras, los días de ambos personajes se mueven de conflicto en conflicto, de la Guerra Civil a la Segunda Guerra Mundial. Y parece que jamás dispondrán de una segunda oportunidad. Personajes paradigmáticos, alegoría rebosante de pasión y tragedia. Una de esas intrahistorias que abordan lo esencialmente humano en medio de algo tan atroz como la guerra.
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La piel dorada
Una novela negra paradójicamente rebosante de luz. Una ficción histórica en mitad de la exuberante ciudad de Viena, capital de un imperio austrohúngaro con horizontes de convulsa República, y una de las mayores urbes de toda Europa al fin y al cabo. Viena con su imponente presencia monumental ya a inicios del siglo XX y el inevitable oropel del clasismo.
Pero entre los bailes de salón, la música de cámara y los grandes negocios de la capital, la vida acaba siendo frágil. Porque jóvenes mujeres están siendo asesinadas. Se trata de modelos desde cuya imagen se pincelan cuadros y se inmortalizan fotografías, cuando no se rinde culto a pasiones y amoríos improvisados… A la cabeza del negocio de las chicas modelo, una Inés que ha sabido ganarse su espacio.
Pero cuando las chicas van siendo asesinadas, Inés asoma como culpable. El encargado de investigar qué es lo que ocurre es el inspector Karl Sehlackman. El mayor problema al que se enfrentará es que el origen de todo apunta a dos potenciales criminales con los que está implicado emocionalmente hasta lo más hondo de su ser o socialmente por la relevancia del otro posible ejecutor.
