Que muchos de los grandes autores actuales se curten desde la narrativa breve, no resulta nada nuevo. De hecho esa clase de grandes narradores disfrutan ya de esa alta capacidad en sus relatos y cuentos. Pero por suerte, desgracia, costumbre o querencia, la novela aparece en el horizonte como la composición más allá del genio creativo, la solidez narrativa sobre la impronta.
Y al final todo escritor que se precie ha de afrontar su acercamiento a la prosa en formato extendido para ganarse el etiquetado final de «escritor». Así ocurrió con James Joyce, John Cheever o hasta la actual Samanta Schweblin, coetánea del autor Anthony Doerr que traemos hoy a colación en este espacio.
El caso de Doerr parte de una misma analogía en el oficio de escribir hasta el éxito de la obra mayor (en tamaño) materializada, tras incursiones previas, en nada menos que el Pulitzer 2015. Con la particularidad de que, además, Doerr no se anduvo con minucias a la hora de dar el gran salto. Su novela «La luz que no puedes ver» es una ficción histórica en la que imprimió lo mejor de esa creatividad indudable con un gusto por lo histórico que concluyó con una de esas obras con visos de clásico.
Pero antes hubo más y después también llegó más. Y todo lo que viene ya con el sello Doerr siempre es muy bien mirado por lectores de todo el mundo.
Top 3 libros recomendados de Anthony Doerr
Ciudad de las nubes
En cualquier narrativa podemos encontrar flashback de lo más fantástico y otros de lo más trascendental. Equilibrar ambos aspectos es una tarea titánica porque supone emplear fantasía sin sacarnos de contexto y cargar de existencialismo sin resultar excesivo. Esta novela consigue esa alquimia literaria perfecta…
Los jóvenes héroes de esta novela intentan entender el mundo que les rodea: Anna y Omeir se encuentran en lados opuestos de las magníficas murallas de Constantinopla durante el asedio de la ciudad en 1453; el idealista Seymour está inmerso en un atentado contra una biblioteca en el Idaho de la actualidad; y Konstance viaja a bordo de una nave espacial que se dirige a un nuevo planeta. Todos ellos son soñadores que encuentran fuerza y esperanza en la adversidad… y todos están unidos por un libro escrito en la antigua Grecia que narra un viaje excepcional.
Demostrando una vez más su maestría, Doerr ha creado un maravilloso tapiz de tiempos y lugares que es un homenaje a la extraordinaria capacidad de los humanos para transmitir historias de generación en generación. Una novela para todos los que aman la lectura, las bibliotecas y las librerías.
La luz que no puedes ver
Abundar en un escenario histórico como es la Segunda Guerra Mundial corre el riesgo de pasar por una historia más. Así sucede con multitud de novelas históricas que, pese a describir interesantes intrahistorias, acaban siendo más de lo mismo. Y, sin embargo, esa memoria no tan lejana siempre merece nuevos rescates literarios.
La chispa salta de vez en cuando en casos como «El niño con el pijama de rayas» de John Boyne o, años después, gracias a este otro novelón mucho más extenso pero igual de intenso.
Porque la infancia aporta siempre esa nostalgia, ese descubrimiento de la injusticia de los paraísos desheredados para los que más padecen las guerras, los niños. Más aún en casos como los de Marie Laure, la pequeña chica ciega que sale de París en plena ocupación y de otro chico Werner, cuya orfandad le obliga a huir del desastre en Alemania.
La melancólica ciudad de Saint Malo compone un destino compartido entre dos niños que en la adversidad volverán a brillar con sus virtudes hechas jirones de humanidad en medio de la hecatombe.
El preciosista detalle del autor, traído de esa querencia por el relato, nos habla de los sentidos que bordan los instantes vividos. Convirtiendo la realidad en una mágica subjetividad. Haciendo de cada capítulo una composición lírica, una tragicomedia de supervivencia y admiración.
Sobre Grace
Una novela rescatada para su internacionalización gracias al éxito rotundo de «La luz que no puedes ver». En muchas ocasiones hablamos hoy en día de ese necesario afrontar la realidad, de lo pernicioso que resulta la procrastinación.
Pero ¿qué decisión tomaríamos si la fatalidad asoma como única solución? David Winkler vive como puede con un don que, tal como ocurriera con Casandra, lo enfrenta al futuro antes de que este lo alcance.
En cierta forma resulta afortunado, hasta cómodo saber qué va a pasar. Hasta que el desastre salpica en su corazón con esa certidumbre ya conocida por él, e irrevocable de lo que viene después.
David no puede afrontar su futuro próximo de la misma forma que no podría superarlo de tratarse de su pasado. La muerte de su hija asoma como una imagen por llegar demasiado pronto.
Y la injusticia lo conduce a una huida frenética a ninguna parte. El tiempo no cura ciertas cosas, pero siempre empuja hacia adelante. David se reinventa hasta que, indudablemente, tiene que afrontar el destino que se vió empujado a abandonar.
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Un año en Roma
Probablemente este libro no habría interesado a tanta gente de no ser por el éxito alcanzado. Una biografía adquiere trascendencia independientemente de su peso real. Todo depende de quien la haya vivido.
En el caso de Doerr la cuestión es disfrutar de su prosa, ya alcanzada la gloria literaria. Y eso que el retazo biográfico de este año en Roma vino a consecuencia del año de residencia que le facilitó la American Academy como joven autor destacado.
Pero bueno, la cuestión es que el brillo de aquellos días en la ciudad inmortal, junto a su recientemente crecida familia facilitó el nacimiento de esta narración a medio camino entre el libro de viajes que, dada la extensión del mismo, también se transforma en esa bibliografía rica en memorias, colmada de detalles sobre las gloriosas ubicaciones de la ciudad, salpicada de la cultura milenaria propia de Roma y de acontecimientos tan particulares como el fallecimiento coincidente de Juan Pablo II. Un libro interesante sobre Roma desde los ojos de uno de los grandes narradores actuales.