El realismo francés siempre tiene algo de dramático, de mayor afectación. Quizás como hijos de revoluciones trascendentes y también como habitantes de ciudades de la luz y el amor. En lo literario esa visión del realismo es casi siempre apasionada para bien o para mal, con el frenesí capaz de ascendernos a la gloria o de conducirnos a los infiernos. Que se lo digan a otro escritor francés actual como Marc Levy.
Ocurre así, además de con Marc, con otras voces como la de Anna Gavalda. Una escritora convertida en relatora de ese intimismo estrellado siempre contra el muro de las malas decisiones; con su crónica identificada desde la más fácil posibilidad de la derrota predestinada que lleva a elegir el camino indebido en toda disyuntiva. Y de su resolución más explosiva como esperanza en la recomposición de nuestro infausto devenir.
En sus volúmenes de relatos y novelas Anna Gavalda tira de ese énfasis tan francés, de ese existencialismo salpicado de color y vida aún cuando las tramas se oscurecen. Así que en la riqueza de sus contrastes no queda otra que recomendar la lectura de una Gavalda siempre capaz de todo para unos personajes miméticos desde la primera escena.
Top 3 libros recomendados de Anna Gavalda
Quisiera que me esperaras en algún lugar
No es lo habitual que un libro de relatos alcance la repercusión de cualquier novela de gran éxito. Pero en ocasiones ocurre, justo cuando ese libro de relatos irrumpe desde una novedosa impronta creativa volcada a tumba abierta sobre los personajes, haciéndolos más vivos que nunca, describiendo sus pequeñas historias como capítulos de la propia vida del lector.
Un comercial que pasa la vida en la carretera descubre por azar las insospechadas consecuencias de tomar un determinado desvío; una hermosa mujer se cita ilusionada con un desconocido y en pocos segundos le ve con otros ojos; un padre de familia se reencuentra con el amor de su vida; una veterinaria se enfrenta a dos hombres que la tratan como auténticos animales. Los doce relatos de Quisiera que alguien me esperara en algún lugar ponen al descubierto emociones humanas esenciales que cobran su mayor intensidad en momentos cruciales.
Anna Gavalda presenta las historias de doce personas como las que podríamos cruzarnos por la calle de camino a casa. Con un estilo que parece fácil de tan fluido, los protagonistas se enfrentan a diferentes tragedias cotidianas. Cada narración pone al descubierto emociones humanas esenciales que cobran su mayor intensidad en momentos cruciales para el destino de sus protagonistas.
A corazón abierto
Con la vitola de esa autenticidad de sus personajes, siempre protagonistas de un gran escenario en cuanto toman la voz, Anna rescata un nuevo compendio de vidas, un nuevo crisol de existencias con esa energía, esa potencia y ese realismo como conseguido desde la observación voyerista de quienes intervienen negro sobre blanco en este conjunto de historias.
«Podría decir que es una recopilación de siete novelas cortas, pero no las veo así. Para mí, no son historias pobladas de personajes, son gente. Auténtica gente. Perdón, gente auténtica. Hablan para intentar ver claro, se desnudan, confían, viven a corazón abierto. No todos lo logran, pero observarlo me enternece. Es pretencioso hablar de mis propios personajes anunciando que os van a conmover, pero para mí no son personajes, son gente, gente real, gente nueva; gente auténtica», Anna Gavalda. Profunda y directa, tierna y reconfortante, llena de ironía y, sobre todo, de benevolencia, A corazón abierto es una oda a aquellos que reconocen su debilidad, afrontan su vulnerabilidad y se despojan de toda armadura para revelarse tal como son.
Juntos, nada más
La novela que justifica todo eso del realismo francés como una enérgica composición desde lo romántico hasta lo dramático. Algo de idiosincrasia plasmada a la perfección que hace de esta autora un fenómeno superventas con historias en ocasiones de gran componente romántico. Eso sí, a la francesa, con sus aristas y sus pulsiones incontrolables…
Camille tiene 26 años, dibuja de maravilla, pero no tiene fuerza para hacerlo. Frágil y desorientada, malvive en una buhardilla y se esmera en desaparecer: apenas come, limpia oficinas de noche y su relación con el mundo es agonizante. Philibert, su vecino, vive en un apartamento enorme del que podría ser desalojado; es tartamudo, un caballero a la antigua que vende postales en un museo, y el casero de Franck.
Cocinero de un gran restaurante, Franck es mujeriego y vulgar, lo cual irrita a la única persona que lo ha querido, su abuela Paulette, que a sus 83 años se deja morir en un asilo añorando su hogar y las visitas de su nieto. Cuatro supervivientes magullados por la vida, cuyo encuentro va a salvarlos de un naufragio anunciado. La relación que se establece entre estos perdedores de corazón puro es de una riqueza inaudita, tendrán que aprender a conocerse para lograr el milagro de la convivencia.
Juntos, nada más es una historia viva, con un ritmo suspendido en el aire, llena de esos minúsculos dramas personales que seducen por su sencillez, su sinceridad y su inconmensurable humanidad. Anna Gavalda deja hablar a sus personajes, posee un agudo sentido de la observación de la fragilidad del ser humano, del delicado equilibrio entre la felicidad y la desesperanza, entre los sentimientos y las palabras para contarlos.
