Los 3 mejores libros de Alejandro Zambra

Debe ser cosa de su vista directa al océano Pacífico, ese enorme azul donde uno puede desembarazarse de memoria y pasado. La cuestión es que un buen puñado de narradores chilenos recientes ostentan el privilegiado honor de abordar la narrativa más honda. Desde el ya desaparecido y mitificado Roberto Bolaño hasta Alejandro Zambra pasando por la poesía de Nicanor Parra o la narrativa más popular de Isabel Allende.

Claro está que uniformar es todo un atrevimiento, aún tomando lo de la procedencia de los creadores de turno como imaginario compartido. Porque resulta contradictorio bautizar como corriente lo que cada cual escribe con la intención de exorcismo o en busca de placebos propios. Pero nuestra razón es así, acostumbrada a las etiquetas con difícil solución. Algo bien distinto es que, compartiendo idiosincrasia, patrones morales, circunstancias sociales y una influencia geográfica tan abrumadora como es el dibujo del Chile como costa de Pacífico de norte a sur, algo acabe compartiéndose en esa motivación primera…

Descubrir a Alejandro Zambra es recrearse en su vis poética heredada del mismísimo Parra para dejar que el lirismo se acabe ensombreciendo por una prosa devastadora. En medio de este singular proceso del lenguaje unos personajes que sobreviven al brillante adorno y al sometimiento cruel posterior del realismo sin miramientos. Las acciones no están libres de connotaciones crítica en vertientes sociales, morales y políticas. Algo para lo que, al fin y al cabo, acaba un poeta asaltando una prosa en la que ya sí desnudar toda clase de realidades.

Top 3 mejores novela de Alejandro Zambra

Poeta chileno

Partimos de ese reconocimiento a tumba abierta. Todo lo que ocurrirá en esta novela sucede desde el prisma de un poeta chileno que descubre los versos desordenados de la vida. Y no será él uno de los más capacitados para poner orden al despropósito. Lo cierto es que la vida tiene la musicalidad recitada de una serie numérica, solo que en ocasiones, como todos sabemos, tras la serie de números más insulsa acaba saliendo el premio gordo.

Durante buena parte de esta novela Gonzalo es un poetastro que quiere ser poeta y un padrastro que se comporta como si fuera el padre biológico de Vicente, un niño adicto a la comida para gatos que años más tarde se niega a estudiar en la universidad porque su sueño principal es convertirse –también– en poeta, a pesar de los consejos de Carla, su orgullosamente solitaria madre, y de León, un padre mediocre dedicado a coleccionar autitos de juguete.

El poderoso mito de la poesía chilena –un personaje secundario dice, aludiendo a los veredictos de la Academia Sueca, que los chilenos son bicampeones mundiales de poesía– es revisitado y cuestionado por Pru, una periodista gringa que se convierte en testigo accidental de ese esquivo e intenso mundo de héroes e impostores literarios.

«La verdadera seriedad es cómica», decía Nicanor Parra, y esta novela sobre poetas que desprecian las novelas lo demuestra brillantemente. El laberinto masculino actual, los trágicos vaivenes del amor, las familias –o familiastras– fugaces, la omnipresente desconfianza en instituciones y autoridades, el deseo valiente y obcecado de pertenecer a una comunidad en parte imaginaria, el sentido de escribir y de leer en un mundo hostil que parece desmoronarse a toda velocidad… Son muchos los temas que este libro hermoso, contundente y desenfadado pone encima de la mesa. Autor de obras que se han vuelto emblemáticas, como Bonsái, Formas de volver a casa, Mis documentos o Facsímil, Alejandro Zambra regresa en grande a la novela con este libro que lo confirma como una de las voces fundamentales de la literatura latinoamericana en lo que va de siglo.

Poeta chileno, de Alejandro Zambra

Bonsái y La vida privada de los árboles

Compendiar obras de Zambra siempre es un acierto porque el trasfondo de su obra siempre está ahí, como ese hilo que consigue darle sentido a todo. La potencia inconfundible del relato de este narrador consigue hacer de la literatura un equilibrio entre fondo y forma de inusitado valor. Quien hace de la novela un visor para descubrir filosofías de vida de sus personajes, caleidoscópicas impresiones sobre una vida siempre mutable a cada nuevo personaje que la divisa, este tipo de narradores son los que ciertamente hacen valiosa crónica de una época porque rescatan la parte más trascendentemente humana de todo.

Condenado a la seriedad y a la impostura, Julio, el silencioso protagonista de Bonsái – la novela que supuso el brillante debut narrativo de Alejandro Zambra– acaba convenciéndose de que es mejor encerrarse en su cuarto a observar el crecimiento de un bonsái que vagar por los incómodos caminos de la literatura.

En La vida privada de los árboles, segunda novela del autor, Verónica se demora inexplicablemente y el libro sigue hasta que ella regrese o hasta que Julián esté seguro de que ya no volverá. ¿Por qué leer y escribir libros en un mundo a punto de quebrarse? Esta pregunta ronda las dos obras de Alejandro Zambra que reunimos en este volumen, puerta de entrada a uno de los escritores más interesantes de las últimas generaciones.

Bonsái y La vida privada de los árboles

Formas de volver a casa

Partiendo de la máxima que reza que nunca se debe volver a los lugares donde uno fue feliz, la realidad acaba por confirmarnos que ese es precisamente nuestro sino, volver. Una cosa es dejar el pasado atrás y crecer y otra bien distinta es el magnetismo ineludible de lo que fuimos, algo que nos atrae como una fuerza física similar a la gravedad, dependiente de lo telúrico. Siempre se vuelve y solo nos queda decidir la mejor forma para volver a casa.

Formas de volver a casa habla de la generación de quienes, como dice el narrador, aprendían a leer o a dibujar mientras sus padres se convertían en cómplices o víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet. La esperada tercera novela de Alejandro Zambra muestra el Chile de mediados de los años ochenta a partir de la vida de un niño de nueve años.

El autor apunta a la necesidad de una literatura de los hijos, de una mirada que haga frente a las versiones oficiales. Pero no se trata sólo de matar al padre si no también de entender realmente lo que sucedía en esos años. Por eso la novela desnuda su propia construcción, a través de un diario en que el escritor registra sus dudas, sus propósitos y también cómo influye, en su trabajo, la inquietante presencia de una mujer.

Con precisión y melancolía, Zambra reflexiona sobre el pasado y el presente de Chile. Formas de volver a casa es la novela más personal de uno de los mejores narradores de las nuevas generaciones. Un libro que ratifica lo que Ricardo Piglia ha dicho sobre Alejandro Zambra: «Un escritor notable, muy perceptivo frente a la diversidad de las formas.»

Formas de volver a casa
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