Un hombre echado a perder: una sátira sobre la masculinidad y el verdadero significado de la palabra libertad

Cualquier parecido con la realidad es más que probable, en muchos entornos de primer nivel político, cultural, deportivo y hasta palaciego, allá donde aún hay palacios y reyes que los ocupan. De la novela de enredos a la vida de enredos. En este caso la política como el escaparate del esperpento actual. La mentira hecha verdad con traje de gala. Porque la especial connivencia entre política y mentira es ya mucho más que lo de cabalgar contradicciones, que diría precisamente un político actual.

La mayor de las mentiras se puede ir camuflando, capeando sus envites. Y un político es el mejor escapista de la mentira. Al menos de cara al exterior. Porque internamente la verdad de la mentira provoca el derribo de las parcelas más íntimas. Y no hay ave fénix capaz de levantar vuelo desde las cenizas convertidas en fango, cuando la lluvia arrecia en forma de pruebas gordas como pedrisco.

En ese sentido, la novela de Álvaro Villarroel «Un hombre echado a perder» podría transmutar a su protagonista en una especie de Truman en medio de un bochornoso show, con su realidad de cartón piedra amenazando derrumbe. Porque prolongar la mentira parece ser la única forma de encontrar un plan de fuga de la realidad, convertida en un incómodo problema.

Y ahí está el quid de esta ingeniosa propuesta. ¿Hasta dónde debe llegar un hombre sus mentiras? En ocasiones un chantaje se convierte en el momento, el punto de inflexión donde desprenderse de mentiras a nivel profesional, personal… Porque la careta nos configura en lo que los demás quieren que seamos, mientras que ser uno mismo supone un hecho casi heroico.

Historias como esta, con ese deje ácido del personaje sacado de sus casillas para gusto del lector, pueden acabar por evidenciar que en la supuesta derrota del hombre expuesto a sus miserias, también puede haber liberación.

Consignas de partido, invitaciones a las evasivas como respuesta. En una escena política donde todo es tibieza para no mear fuera del tiesto, esta novela se burla desde la tragedia incipiente. Y la resolución final nos deja un contraste de sabores dónde se puede sacar muchas lecturas.

¿Qué sucede cuando un alcalde conservador es chantajeado con un vídeo íntimo?

La respuesta está en Un hombre echado a perder, la primera novela del madrileño Álvaro Villarroel, un debut literario que mezcla humor negro, sátira social y una reflexión aguda sobre el concepto de libertad.

Si te gustan las historias que mezclan comedia y drama, y que te hacen pensar mientras te arrancan carcajadas, Un hombre echado a perder es una lectura ágil y adictiva que reflexiona sobre los fracasos, las segundas oportunidades y, sobre todo, la libertad de ser uno mismo.

Con un tono ácido y una trama tan hilarante como reveladora, esta novela nos introduce en la vida de Antonio, el alcalde de Bolillos, que ve cómo su mundo se desmorona tras una serie de chantajes, torpezas y malas decisiones. Mientras su matrimonio se desploma y su carrera política se tambalea, Antonio debe enfrentarse a sus propias miserias, en un relato que logra ser a la vez patético y conmovedor.

Villarroel dibuja un retrato irónico y mordaz de un antihéroe moderno, con una crítica afilada a la política y a los valores que rigen la sociedad actual. Y lo hace a través de un personaje que, a pesar de sus muchas debilidades, nos resulta inevitablemente entrañable.

Álvaro Villarroel ha llegado para quedarse, y su voz fresca y precisa promete dar mucho de qué hablar.

Encuentra el libro en librerías o a través de Coleman Ediciones.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.