Los lobos que vinieron a cenar, de Steve Smallman
Cierto es que, cuando te sientas un rato con los peques a leerles un cuento puedes acabar disfrutando también tú como un enano. Tiene que darse la situación propicia para que se peguen a tu lado mirando con ese encantador gesto de atención. Si el cuento tiene el suficiente atractivo …