Philippe Claudel es un autor de novelas pretendidamente filosóficas. Es lo menos que podíamos esperar de un antropólogo cultural, un estudioso de toda manifestación artística o de cualquier otra índole en la que el humano acabe manifestando sus miedos y sueños, sus circunstancias sociales y sus eternas dudas metafísicas.
Con estos antecedentes la narrativa más consecuente de Claudel es una literatura comprometida con la humanística, divulgativa en ocasiones, concienciadora siempre.
Pero lo mejor de Claudel reside en su capacidad para insertar ficciones interesantes que transformen completamente una divagación filosófica en un argumento literario de peso, con la imponderable ganancia que siempre aportan los personajes en los que el lector pueda verse reflejado.
Historias que sirven al autor para su manifiesta intención disruptiva frente a nuestro enfoque habitual del mundo. Los sucesos que marcan intensamente sus tramas nos obligan a abrir bien los ojos para descubrir los más ricos matices del humano enfrentado a lo inesperado, lo distinto, lo imprevisible más allá de la zona de confort.
Top 3 novelas recomendadas de Philippe Claudel
La investigación
Este libro nos presenta un escenario aparentemente superado desde su origen en la revolución industrial: el de la alienación. Por eso nunca está de más entregarte a la lectura de una novela como esta.
Lo cierto es que el autor Philippe Claudel siempre ha destacado por su narrativa comprometida, crítica, pero además con un foco muy claro, precisamente el de la alienación del individuo en nuestra sociedad. Con todo estos antecedentes ya puedes imaginar un poco (o bastante) de lo que vas a encontrar.
Solo te falta conocer el tono, la trama concreta y el estilo. Y lo cierto es que nada te decepcionará.
Con el estilo de una novela negra y un tono absolútamente empático, esta novela consigue, en el menor de los casos, desconcertar. La trama y su resolución resulta ciertamente fascinante en su inquietante sencillez, con una sensación de proximidad que parece atravesarte la piel. Se trata de una gran empresa en la que la tasa de suicidios es muy elevada.
Un investigador externo es enviado para que busque las causas. Y sí, parece que el ambiente no es el más idóneo para desempeñar tarea alguna en esa gran empresa.
Hasta tal punto es así que, por momentos piensas que los suicidios son una especie de asesinatos encubiertos, una suerte de apoderamiento de la voluntad hacia la fatalidad.
Por momentos desconcertante, siempre siniestra…, una sensación de latente inquietud te va guiando por la novela, con ese ardor de estómago que produce a veces la conciencia de lo ominoso asomándose a la realidad más allá del libro.
El informe de Brodeck
Un asesinato, como un mal acorde del pasado reciente, recupera sensaciones trágicas en un pequeño pueblo asolado por la guerra terminada hace pocos días. Y sin embargo todos los lugareños se confabulan para asumir una culpa conjunta.
Solo uno de ellos Brodeck toma la batuta de la objetividad y se dispone a componer el relato entre policial y humano de lo sucedido.Brodeck pronto descubrirá que se ha embarcado en una extraña misión que transita entre la moral común y las grandes sombras de cada uno de los habitantes del lugar.
La vida como una paradójica interpretación musical en la que todos los instrumentos suenan bien en conjunto y distorsionan completamente por separado. Almas deseosas de habitar la normalidad social y habitadas por la rareza, la excentricidad y el miedo de puertas hacia adentro.
Almas grises
Claudel se destapó en su país con esta novela que dejaba bien a las claras que un escritor distinto había llegado para quedarse. Con una prosa de oscuros tintes líricos, Claudel se adentra en la psique de unos personajes que se asoman a lo más ominoso de la conciencia.
Entre todos los habitantes del pueblo en el que la niña apareció muerta allá por 1917 se cierne un plan y una intención por tapar la verdad en favor de la supervivencia.El cuerpo de la niña flotando sobre las frías aguas del canal, el frío reinante en aquel diciembre…, todo se convierte en el escenario perfecto para que la verdad acabe congelada a la fuerza bajo las aguas cristalinas.
Pero Claudel aprovecha lo llamativo de los hechos para lanzarnos hacia el futuro, a un tiempo en el que la verdad todavía trata de desperezarse desde la hibernación de las conciencias de tantos y tantos que aún recuerdan lo ocurrido y la derivada verdad, asumido todo como certeza indiscutible.
Pero lo más fascinante de todo lo que nos enseña Claudel es que, más allá de quien asumió la culpa o mucho más allá de quien la libró, quedan muchos otros que simplemente fueron capaces de intentar olvidar…, intentar tan solo, como se verá en ese futuro cargado de deudas morales.