Awọn iwe mẹta ti o dara julọ nipasẹ Félix J. Palma

Ninu iṣẹlẹ iwe kikọ ti ara ilu Spani lọwọlọwọ a wa awọn onkọwe ti o tayọ ninu iṣẹda wọn ti o kun fun eyiti lati kọlu iru kan tabi omiiran. Ni igba akọkọ laisi iyemeji ni Arturo Perez Reverte, genio de genios que se mueve como entorno natural, ya sea en ficción histórica, ensayo, misterio o novela negra. Pero tras él, otros como Felix J. Palma wọn ti ṣe awari bi onkọwe iyalẹnu lati ọdọ ẹniti a n reti nigbagbogbo awọn ohun nla.

Ni ikọja itan -akọọlẹ Victoria olokiki rẹ, Félix ti wọ awọn iru miiran ni irekọja itan -akọọlẹ ti o ṣe alekun iṣẹ ti o ni ileri. Botilẹjẹpe o jẹ idajọ fun mi, olufẹ awọn irokuro ati awọn asọtẹlẹ akoko, lati ṣe idanimọ ninu iṣẹ ibatan mẹta rẹ idapọ pipe ti itan -akọọlẹ itan ati itan -akọọlẹ imọ -jinlẹ ti laiseaniani yori si arọwọto agbaye rẹ.

Nitori ṣeto, atilẹyin nipasẹ ẹrọ akoko ti Awọn kanga, nos adentra en lo ucrónico, en la paradoja de intervenir sobre el pasado, en los aspectos más imaginativos del asunto. Todo ello ajustado a una primorosa ambientación modernista decimonónica. Porque en aquellos días en los que nuestra civilización se asomaba a trascendentales descubrimientos y transformaciones, siempre parece el mejor momento para ubicar una historia como esta.

Awọn aramada ti a ṣe iṣeduro ti oke 3 nipasẹ Félix J. Palma

Maapu oju ojo

Pẹlu ipilẹṣẹ ipilẹṣẹ ninu eyiti aaye rẹ gbe el mismísimo H.G. Wells, onkọwe gba aye lati bọsipọ gbogbo ironu ti o lagbara ti ẹrọ akoko pristine ti o kede nipasẹ olokiki onkọwe Gẹẹsi lati wọ irin -ajo pataki lati Ilu Lọndọnu ni ipari orundun XNUMXth.

No es lo mismo viajar al futuro que retrotraerse al pasado. Ya sabemos que lo ya escrito en un libro solo puede presentar borrones extraños una vez que pretende modificarse. La cuestión es que en esta primera entrega de la serie sus protagonistas viajan de aquí para allá, en busca de respuestas, venganzas y soluciones para algún suceso que jamás debió haber ocurrido. Otra cosa son las consecuencias…

Londres, 1896. Innumerables inventos alteran una y otra vez la faz del siglo haciendo creer al hombre que la ciencia es capaz de conseguir lo imposible. Y sus logros parecen no tener límites, como demuestra la aparición de la empresa de Viajes Temporales Murray, que abre sus puertas, dispuesta a hacer realidad el sueño más codiciado de la humanidad: viajar en el tiempo, un anhelo que el escritor H. G. Wells había despertado un año antes con su novela La máquina del tiempo.

De repente, el hombre del siglo XIX tiene la posibilidad de viajar al año 2000, como hace Claire Haggerty, quien vivirá una historia de amor a través del tiempo con un hombre del futuro. Pero no todos desean ver el mañana. Andrew Harrington pretende viajar al pasado, a 1888, para salvar a su amada de las garras de Jack el Destripador. Y el propio H.G. Wells sufrirá los riesgos de los viajes temporales cuando un misterioso viajero llegue a su época con la intención de asesinarlo para publicar su novela con su nombre, obligándolo a emprender una desesperada huida a lo largo de los siglos. Pero, ¿qué ocurre si cambiamos el pasado? ¿Puede reescribirse la Historia?

Félix J. Palma ṣe awọn ibeere wọnyi ni El mapa del tiempo, pẹlu eyiti o bori ẹbun XL Ateneo de Sevilla de Novela. Ṣiṣakopọ awọn ohun kikọ itan-akọọlẹ pẹlu awọn ohun kikọ gidi, gẹgẹ bi Jack the Ripper tabi Eniyan Erin, Palma ṣe asọye irokuro ati irokuro itan-iyara, itan ti o kun fun ifẹ ati ìrìn ti o san ibọwọ fun awọn ibẹrẹ ti Imọ-jinlẹ Imọ-jinlẹ ati pe yoo gbe oluka si Victorian London ti o fanimọra lori irin -ajo tirẹ pada ni akoko.

Maapu oju ojo

Maapu ọrun

Allá por 1835, John Herschel convenció a algún periódico de disponer de una exclusiva sin precedentes acerca de la Luna. Según él, había podido descubrir, gracias a un potentísimo telescopio, que nuestro satélite estaba habitado por especies humanoides.

Y siempre hay quien quiere creer, más aún en un tiempo como aquel en el que todavía grandes misterios de nuestro entorno se cernían sobre nosotros. O más que eso, siempre hay quien necesita creer…, todos nosotros sometidos a nuestra imaginación. Más de sesenta años después, su biznieta Emma Harlow, solicitada por lo más granado de la alta sociedad de Nueva York, sabe que solo podrá enamorarse de alguien capaz de hacer soñar al mundo como lo hizo su bisabuelo.

Ti o ni idi ti o fi beere fun Montgomery Gilmore, olufẹ rẹ ti ko ni irẹwẹsi pupọ, lati tun ṣe ayabo Martian ti a ṣalaye ninu Ogun ti Awọn aye, aramada nipasẹ HG Welles. Ṣugbọn fun miliọnu ko si ohun ti ko ṣee ṣe: Awọn ara ilu Martians yoo gbogun si Earth, botilẹjẹpe akoko yii o jẹ fun ifẹ.Bi o ṣe le gboju, apakan keji yii kii ṣe itesiwaju lilo saga kan. O jẹ eto ti o jọra, lilo awọn eto pinpin ati awọn ohun kikọ loorekoore bi HG Wells.

Maapu ọrun

Awọn famọra ti awọn aderubaniyan

Salimos de la trilogía victoriana para disfrutar de una incursión de Palma en el género negro, con unos tintes de thriller psicológico y nuevamente con ese trasfondo de metaliteratura, de aproximación al universo de la obra literaria sobre la que proyectar una trama.

Porque el Monstruo es un personaje del escritor Diego Arce que parece haber tomado carne real para empezar a replicar los horrores de la ficción en la realidad de la propia vida del autor. Y ciertamente, el lector empeñado en algo tan siniestro sabe reconocer los miedos del autor que se trasladaron a su historia, algo más aterrador aún si cabe para un padre que ve amenazada la vida de su hija. Porque una noche, mientras Diego y su mujer asisten a una fiesta, alguien decide llevar la ficción a la realidad y revivir al Monstruo secuestrando a su pequeña Ariadna, de siete años.

En un juego macabro, el secuestrador propone a Diego tres pruebas que deberá superar en directo a través de internet, si quiere recuperar a su hija. Comienza así una terrible carrera en doble dirección para descubrir quién está detrás del secuestro.

Al mismo tiempo que debe demostrar al mundo hasta dónde es capaz de llegar para salvar a su hija, Diego también tendrá que reconstruir su vida, con la ayuda de su mujer y del inspector Gerard Rocamora, para descubrir en su pasado quién puede desearle tanto mal.

Aramada nipa awọn ẹru ati awọn iwin ti igba ewe ati bii wọn ṣe jẹ iṣẹ akanṣe si ọkunrin agba. Itan ti bibori, ti ifẹ ati ti nkọju si awọn ibẹru wa ti o jinlẹ.

Awọn famọra ti awọn aderubaniyan
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Fi ọrọìwòye

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