Sự thức tỉnh của linh hồn, bởi David Hernández de la Fuente

Thức tỉnh tâm hồn
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La filosofía clásica y sus figuras, traídas de la mitología griega o romana, mantienen una absoluta vigencia a día de hoy. Nada nuevo bajo el sol. En esencia el ser humano es el mismo ahora que hace miles de años. Las mismas motivaciones, las mismas emociones, la misma razón como ventaja evolutiva de una especie.

Dioniso o Baco parece ser el Dios que con mayor fuerza ha sobrevivido hasta el día de hoy. Desde  Velázquez como anticipo de la edad moderna, y su representación en «El triunfo de Baco», o Tiziano en su «Baco y Ariadna» hasta Nietzsche que lo encumbró en la filosofía como el Dios que albergaba toda la sabiduría, recordamos su gusto por la cita: «In vino veritas».

La sociedad moderna se sustenta en los pilares de este Dios del hedonismo, la sexualidad y la confusión, de la búsqueda de lo espiritual entre el más completo libre albedrío y el bullicio de la modernidad.

Sin duda nos encontramos ante un Dios que siempre ha acompañado al arte y al pensamiento, a la espiritualidad y a la entrega a los placeres como mejor respuesta al dolor. Justo lo que el hombre moderno busca desaforadamente en una sociedad conquistada por el individualismo.

Dioniso rescató a Ariadna, abandonada por Teseo en una remota isla. Del mismo modo, Baco acude a nuestro rescate en la actualidad, acompañado de sus sátiros y ménades, en un cortejo dionisíaco que nos acerca al extasís de la realización como individuos. Sin pensar en el mañana o en los demás.

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