O tusi sili e 3 na saunia e Richard Bach

E le naʻo se mataupu o Antoine de Saint-Exupéry po o le James salter. El asunto del gusto por la aviación en autores que acaban siendo trascendentales tiene algo más de ese gusto por el cielo, donde la observación de nuestro mundo adquiere una visión privilegiada, quizás libre de secretos u oscuridades cernidas sobre sombras para los que estamos habitualmente abajo.

Le mataupu o Richard Bach nos llega con confesión incluida acerca de lo de volar como un valor iniciático hacia la visión del mundo con sus matices más completos.

Ma o le mea o le e ui lava i isi tusitala na taua ma sili atu pei Roald Dahl, lo de volar es solo un nexo motivador (quizás hasta vínculo fisiológico por la falta de oxígeno que puede derivar en fantasías como El Principito o Charlie y la fábrica de chocolate de Dahl), en el caso de Bach lo de surcar los cielos ocupa el valor del leitmotiv de su obra, tanto en ficción como en no ficción.

Maualuga Tusi Fautuaina e 3 a Richard Bach

Juan Salvador Gaviota

Mai le lagi e foliga mai e te mafaufau faʻalelei. Mai le le mafaamatalaina vaʻai a le lalolagi, mo se tagata ola, mai se manu vaʻai mata, le faigata mafai tino. Ona fananau mai ai lea o i latou Le Aloalii o Juan Salvador Gaviota con su carácter fabuloso en esencia. La misión última de este libro es alcanzar la antítesis de los miedos, de las limitaciones, de lo mediatizado de nuestro ser, de las imposiciones… Se trata, pues, de divisar la libertad como el horizonte de fin de la tarde hacia el que se dirige este avión.

Volar, pilotar una avioneta es el gesto, la metáfora perfecta para perfilar lo que es la libertad. Pero se trata solo de eso, de algo metafórico. Aterrizando después se trataría de seguir dando nuevos cauces a nuestros movimientos, sin caminos marcados, con nuestras hélices moviendo nuevos aires… Hay quien obedece sus propias reglas porque se sabe en lo cierto; quien expresa un especial placer en hacer algo bien; quien adivina algo más que lo que sus ojos ven; quien prefiere volar a comprar y comer.

Todos ellos harán amistad duradera con Juan Salvador Gaviota. Habrá también quienes volarán con Juan Gaviota por lugares de encanto y aventura, y gozarán como él de una luminosa libertad. Para unos y otros será una experiencia inolvidable. Juan Salvador Gaviota O le tusi taʻutaʻua a Richard Bach, lea ua faaliliuina i le sili atu i le tolusefulu gagana, ua sili atu ma le tolusefulu miliona kopi na faʻatau atu, na faia e avea ma ata tifaga ma faʻamalosia musika.

Juan Salvador Gaviota. O le fagogo sili ona musuia o tatou taimi

Faʻasesega

De la misma forma que Exupèry (tercera coincidencia), todo lo posterior a la gran obra queda relegado a un olvido siempre injusto. De no existir ese Juan Salvador Gaviota, libros posteriores como este aportarían un singular sabor acerca del hombre apasionado, de la afición hecha religión, vida o lo que quiera entenderse, incluso obsesión. Cualquier lector que encontrara este libro sin condicionantes previos disfrutaría de un notable estilo narrativo hacia el mismo apasionamiento que empujaba a Richard Bach a vivir en las nubes, literalmente.

Pero volar para el ser humano es imposible sin el artificio, sin el elemento supletorio, sin el avión que como invento propio se convierte en un milagro para conseguir ser pájaros o para intentar vanamente acercarnos a Dios. Salvo que en el sueño lo trágico apunta a un puntual fallo del motor que dé con tus huesos en el suelo, como le llegó a pasar a Bach en 2012 (con otro libro escrito para narrar ese otro vuelo raso sobre la vida y la muerte)La cuestión es que en esta ruta de Richard Bach, se nos pone trascendente para abordar, no obstante, asuntos bien terrenales. Gracias a la irrupción de Donal Shimoda, el diálogo, los silencios y las reflexiones de los protagonistas nos inducen a levantar plano sobre nuestras propias vidas.

Faʻasesega

Malaga ma Puff

En el fondo es un privilegio. Ponerle a tu avión de nombre Puff y decidirte a atravesar todo Estados Unidos a bordo. Richard Bach se entretiene lo justo en detallar aspectos técnicos, para que nadie se pierda. Todo lo demás es la filosofía de volar, el gusto de atravesar los cambiantes espacios y a la vez el mismo cielo.

La sabiduría de este autor, empeñado en manifestarla obra tras obra, es la idea de hogar en cualquier lugar de nuestro mundo. Porque hogar es el alma sin miedo que habita todo espacio disfrutando de esa paz que nos reconcilia con todo. Richard Bach, autor de Juan Salvador Gaviota toe faamatala lana maoae faigamalaga i le salafa o le Iunaite Setete i le vaaiga o se tamai vaalele.

I le faiga o Faigamalaga ma Charley, John Steinbeck, ma lana ia lava galuega Illusions, nei Malaga ma Puff, de Richard Bach, relatan la aventura de este, desde Florida hasta el estado de Washington, pilotando un pequeño hidroavión Easton SeaRey al que bautiza con el nombre de Puff. Con un humor, una sabiduría y una agudeza que sólo podían provenir de uno de los escritores más aclamados del mundo, Bach desafía nuestras ideas acerca del destino y nuestro futuro, y nos interroga sobre cómo prepararnos para los imprevistos de la vida.

Malaga ma Puff
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