Residual




__Ya te he dicho que no puedo hablar sobre el porvenir. No he venido para eso, padre. Lo que sí te aseguro es que el mañana, tal como lo imaginamos, llega a convertirse en esa ansiada utopía.

__Anda, por favor. Cuéntame más sobre el futuro. De todas formas, yo nunca voy a llegar…-el padre, todavía en estado de shock no podía ocultar su expectación.

__No comprendo cómo consigues sonsacarme todo, papá. Si me vieran los del Intertime Entertainments se querellaban seguro.

__Es que todavía no creo que vengas de tan lejos. Ponte en mi lugar, Alonsito.

__¡Y dale con Alonsito! –rió el aludido– Será por eso. Sacas el niño que hay en mí. Como si te estuviera desvelando mi última travesura -tras unos instantes de silencio, prorrumpió de repente-. ¿Sabes?, voy a contártelo todo, pero a cambio tu tendrás que hacer algo por mí.

__Lo prometo –mintió Miguel cruzando los dedos por su espalda. No le gustaba prometer nada, menos aún sin comprender a qué se comprometía.

Alonsito, aquel elegante tipo de sesenta y cinco años, se sentó al lado de su padre, un individuo que no superaba los cuarenta. Evidentemente, vistos juntos podían representar lo inverso, Alonso el padre y Miguel el hijo. Ambos descansaban sentados en un bancal de piedra con vistas al monte. A un centenar de metros a sus espaldas se atisbaba la casa de campo que tiempo atrás construyó Miguel para el veraneo con su familia.

__No sé por dónde empezar… Bueno, ¿recuerdas nuestras discusiones sobre fútbol? Pues el Real Madrid nunca volvió a ganar una copa de Europa. Por lo menos hasta el dos mil cincuenta y cinco –Alonso deslizó, en su semblante serio, un ligero ascenso jocoso de sus labios.

__Eso no supone un dato relevante, aunque bueno es saberlo, para las quinielas claro.

__Ese tipo de suerte no es el que deseo para ti, Padre –Alonso no cesaba de recordar su particular propósito para viajar en el tiempo.

__Pues hombre, una quiniela de catorce también repercutiría en tu suerte, supongo – miró el padre a su avejentado hijo.

__Ya casi había olvidado el olor del tomillo en un atardecer de verano –cambió de tema Alonso, dejándose llevar de repente por el paisaje del monte abierto a su alrededor. Se amontonaban demasiadas sensaciones nuevas para obviarlas.

__Las pequeñas cosas ¿no es eso? El recuerdo de las pequeñas cosas. Siempre ha pasado.

__Si, padre, ya no tengo tiempo para salir al monte.

__¿Eres un hombre ocupado, hijo?

__Sí. No dispongo de todo el tiempo que deseo, cierto.

__¿A qué te dedicas en ese futuro tan lejano?

__ Bueno, no es tan fácil explicarlo –Alonso arrancó un ramo del tomillo que sobresalía a su lado y lo acercó a sus fosas nasales inspirando profundamente–. Si te digo que soy Regidor de Tráfico Nodal seguro que te suena a nada.

__Me suena a una de esas fantasías que mencionan los escritores de ciencia ficción.

__Claro. Pues imagina que por tráfico nodal se denomina al que se obtiene por transmutación química de la materia.

__¿Cómo? Yo soy un simple usuario de internet, Eso suena un mundo más lejos todavía.

__Efectivamente, te sitúo un paso más allá. Primero llegaron los ordenadores sin cables. Un gran avance que llevó a cabo Microsoft. No obstante ese fue el principio del fin para este gigante de la informática.

__No me digas que el imperio Bill Gates se viene abajo en el futuro –Miguel departía mientras las sombras del atardecer velaban sus rasgos y un viento creciente refrescaba las brasas de un tórrido día.

__Bill Gates dejó un gran legado, sí. Demostró, además de poseer una genialidad informática, tener una gran visión empresarial. Una vez desaparecido el genio siempre hay alguien que la pifia papá, siempre.

La creación de la computación sin cables fijó en las empresas químicas, subrepticiamente, un nuevo objetivo: Desentrañar, controlar y dominar la reacción química que genera el traspaso de información.

Quarts, una potente industria química alemana lo consiguió en poco tiempo. Su patente le permitió experimentar a fondo y comercializar al final los primeros PC’s químicos minúsculos. De ahí a los viajes sintéticos sólo hubo un paso. Cuando el resto de empresas copiaba los ordenadores de Quarts, ésta ya se había lanzado a la creación de la red química, una fusión de nodos que permitía la transferencia de cualquier elemento químico.

__Bufff, es apabullante. Todo esto sigue pareciendo un sueño. Cómo eres, todo lo que dices. ¿Sabes, Alonsito?, puedo reconocer que tú eres mi hijo. Distinguiría esa mirada heredada de tu madre de entre todos los ojos del mundo. Sin embargo también sé que he estado en casa con Alonsito, mi niño, hace un momento, aunque con tus inocentes quince años.

Ambos quedaron en silencio por unos momentos. Miguel observaba sin salir de su asombro a Alonso. Al principio distinguió que un desconocido se acercaba hasta él. En cuanto lo tuvo frente a sí, dedujo que algo extraño estaba ocurriendo. Las explicaciones de Alonsito aclararon lo inconcebible.

__Se prepara una buena ¿eh, papá? –la ligera brisa del final de la tarde empezaba a acarrear un telón de oscuras nubes sobre el firmamento. Sus parduscos contornos dibujaban tornadizas figuras sobre la escarpada orografía del somontano–. Recuerdo esta clase de tardes. Una de esas en las que te sentabas frente a la lumbre y nos contabas algún cuento a mi hermana y a mí.

__No seas idílico, Alonsito. Esta noche hay partido, seguro que si me pongo a contarte un cuento y te hago perderte a tu Barça no me perdonas hasta que cumplas los dieciocho.

__No es tan importante el fútbol, papá. Sé de qué partido se trata, estoy tentado de decirte el resultado, ¡todo para que no vieras ese estúpido encuentro!

__Alonsito, tranquilo, sólo se trata de fútbol. No te pongas así. Lo hago por ti, hoy cumples quince años… Bueno, mejor dicho, el Alonsito que está ahí dentro en la casa cumple quince años. ¿Cómo no voy a dejarle ver el partido? Vamos, vamos… Anda, dime más sobre el futuro. ¿Cómo será la sociedad?

__No se vive mal en el día de mañana. El progreso encontró lo que siempre anduvimos buscando, padre: Alternativas. Todo ha tenido un remedio en el futuro. Lo más significativo en un reciente porvenir será el avance de la medicina: Las enfermedades son curadas, la longevidad humana roza la eternidad. El cáncer, el sida y el alzheimer pasarán a la historia. Morir en el futuro es una decisión, una posibilidad.

Eso sí, llegó un momento en que el avance de la medicina y la perpetuidad de la raza humana hicieron el mundo pequeño para todos, pero en mis días estamos aprendido a colonizar satélites y planetas: la Luna, Marte van a ser habitables en el dos mil cien. No hay problema.     

            __Pero… Todo eso conlleva demasiados cambios éticos, sociales…

__Todo está legislado, padre. No hay problema.

__Recuerdo esa frase tuya de “No hay problema”. La dices cuándo has cometido alguna travesura o cuando estás mintiendo. Al fin y al cabo eres mi hijo, Alonsito.

__Las muletillas. Son difíciles de arrancar ¿verdad? –comentó Alonso.

El implacable ejército del viento seguía haciéndose fuerte desde el horizonte. El frescor de la tormenta en ciernes se introducía sin dilación en las fosas nasales de Alonso. Más que cualquier otra cosa, aquellos olores le despertaban recuerdos, que se presentaban con la realidad de un presente incerto.

__Padre. Todo esto, mi viaje, mi visita aquí…

__¿Qué me quieres decir, hijo?

__Los viajes en el tiempo son programas por desarrollar todavía. Yo no sé si esto está ocurriendo o no. Mi presencia aquí es química. Puedo oler el tomillo, puedo observarte, puedo tocarte, pero no sé si es sólo un recuerdo químico. En el tráfico nodal los restos están bien diferenciados de la realidad. Esos restos son fruto de los desplazamientos y consisten en imágenes dobles, sensaciones irreales, desviaciones.  Pero éste es otro tipo de tráfico. Todavía es experimental

__Ya te entiendo. Es muy sencillo –Miguel se alegró al creer encontrar la solución a la duda de su hijo–. Tienes miedo a que todo esto, el presente en el que vivo yo, se deba a una especie de producto residual ¿no?

__Más bien sería yo el residual. Pero por ahí vamos bien, buscamos la constatación de que mi viaje es real –Alonso constató lo que siempre supo de niño, su padre era un tipo listo.

__Si no te vale con mi opinión, mi confirmación de que esto es real, tendré que mostrarte algo que te lo asegure. Algo de lo que tú nunca hayas sido consciente, algo que nunca antes hubieras conocido.

__¡Claro, padre!, eres un genio –Alonso se acercó a su padre y lo abrazó. Muéstrame algo distinto, algo que yo jamás conociera.

__No sé qué puedo mostrarte –dudó su padre unos momentos–. Yo sé de una cosa que siempre te he ocultado hasta ahora, Alonsito. No sé si en el futuro lo habrás llegado a saber.

__¿De qué se trata?

__Está bien, al fin y al cabo hoy es tu cumpleaños ¿no? –Miguel acercó a su hijo hasta un gran árbol cercano-. Cuando yo tenía tu edad, tuve otra novia que un día se marchó del pueblo. Jugábamos juntos aquí mismo, frente a la casa. Esa chica me enseñó a besar, yo a cambio tallé con pasión nuestros nombres en el abeto –Miguel señaló el tronco del árbol a media altura- Ahí están. Quizás lo vieras de niño, pero nunca te he contado que MxC significa Miguel por Carmina. Amo a tu madre, pero esto es un bonito recuerdo infantil que alguna vez contemplo con una sonrisa.

__¡Fantástico! Esto funciona, padre. –Alonso volvió a reír todo lo que le permitió su carácter agrio-. Yo nunca me fijé en esa talla. Seguro que estoy realizando un viaje en el tiempo en toda regla.

__Está empezando a gotear, Alonsito. ¿No quieres entrar a casa?

__No, no. Debo irme pronto, enseguida. Llevo demasiado tiempo aquí –Alonso comenzaba a precipitar sus palabras–. Si me encuentro en el pasado es porque debo decirle alguna cosa, Padre.

__Pero, vamos, dímelo en casa. ¿No te gustaría verte a tus quince años?

__No, padre, eso no puede ocurrir. Tienes que hacer algo por mí antes de irte. Lo has prometido. Esta noche…, el partido. El Barcelona pierde, padre. No hay nada que hacer. No veáis ese partido. No merece la pena. Adiós.

Miguel se giró hacia la mansión, señaló de nuevo a su hijo la hermosa y elegante casa de campo mirándola orgulloso. El refugio del hogar se encontraba a tan sólo cien metros. No obstante, cuando Miguel volvió la vista, su hijo ya no estaba, se había marchado.

Alonso salió del programa con sabor amargo en la boca y sintiendo un enorme balón rebotando en su cabeza. Lo primero que vio, como en el despertar de un sueño surrealista, fueron las gigantescas letras I..E. de Intertime Entertainments.

__¿Qué tal, Don Alonso? ¿Qué tal ha ido? -Ricardo Vera, jefe de diseño de Intertime Entertainments le observaba expectante desde el exterior de la cámara de salidas. Su voz al interfono se expandía en aquel receptáculo con una reverberación casi constante. Incluso el sonido se veía incapaz de salir de allí.

__Uff, cómo me duele la cabeza. Todavía hay que mejorar esto. La selección que he hecho no ha sido la que la máquina ha buscado –Alonso, que realizaba su inspección ordinaria al proyecto de la I.E. para los viajes en el tiempo, se levantó de la cápsula transparente y se dirigió a la puerta. Respirando hondo, salio.

__¿En serio? –se preocupó Ricardo, su prematuro pelo canoso quedó completamente albino del susto.

__Completamente en serio –mintió Alonso-. No es lo mismo designar una ubicación física para los viajes de tráfico nodal que buscar una ubicación en el tiempo. El aparato no lo define correctamente. He estado aislado durante todo este viaje.

__Está bien, seguiremos investigando –contestó enfadado Ricardo–. No obstante debe usted someterse a la última fase del proyecto.

__¿Qué última fase? –preguntó Alonso excitado. Unos palillos del tambor, el badajo de la campana o lo que fuera que se había instalado en su cabeza seguía golpeando descontroladamente sus sesos.

__Todo se halla contemplado en el protocolo de investigación que les enviamos –Ricardo se dispuso a recitar de memoria la normativa:

__Cualquier viajero deberá someterse a unas preguntas donde se constate que no ha modificado el pasado con intención alguna.

__Si ni tan siquiera sabemos si he viajado al pasado. Ya le he dicho que he permanecido aislado en un paisaje extraño –Alonso sintió cierto miedo a las preguntas. Por supuesto que estaba al tanto de su existencia, pero tal vez su viaje hubiera trastocado algo. Tal vez el ligero aviso a su padre hubiera surtido efecto.

__Por eso mismo, debe usted estar tranquilo –Ricardo permaneció imperturbable frente a Alonso, con el gesto firme del que debe llevar a cabo su misión, de nuevo tomó aire para enunciar:

__Son dos preguntas específicas y dos genéricas que pretenden cotejar el presente que usted dejó con el que se ha generado a raíz de su viaje. Cualquier modificación sustancial será considerada un mal uso de nuestro servicio y será reclamado ante la autoridad pertinente.

            Pregunta particular número uno del protocolo: ¿Está usted casado? Si es así, nombre a su mujer.

__Sí. Mi mujer se llama Aurora.

Alonso respondió automáticamente, tragando saliva. ¿Y si después de todo su padre le había hecho caso y no había visto ese partido? Recordó el día de su decimoquinto cumpleaños, justo el día que seleccionó para su viaje regresivo. Hubo una fuerte tormenta. El partido empezaba a las nueve. Cuando los jugadores saltaban al campo, el viento arrancó la antena de la casa.

Alonso, con sus recientes quince años, lloró. No quería perderse el partido del Barça.

Miguel no podía menos que intentar restaurar la antena para que su hijo viera el partido

__Pregunta particular número dos del protocolo: ¿Cuál es su domicilio actual?

            __Mi domicilio actual es calle Doctor Ibáñez, Urbanización Sendero, Portal treinta y dos, décimo A, aquí en Zaragoza.

Un buen padre no podía dejar a su hijo sin ver a su equipo el día de su cumpleaños. Inmediatamente se puso su chubasquero, cogió la escalera y ascendió al tejado de la casa. Alonso recordaba que volvió a verse la imagen en la pantalla del televisor por unos segundos, hasta que un fuerte ruido, una inmensa luz, cortó el suministro eléctrico de toda la casa.

Su madre llamó a su marido Miguel a voz en grito. Alonso vio caer el cuerpo de su padre por la ventana del salón.

            Pregunta genérica número uno del protocolo: ¿Quién es el actual Presidente del gobierno español?

__El presidente actual del gobierno es Félix Brams

Alonso expelió una lágrima al refrescar el recuerdo vivo del fallecimiento de su padre, el mismo hombre con el que acababa de tener una conversación amistosa.

Pregunta genérica número dos del protocolo: ¿Quién ha sido el campeón de liga de fútbol en España en el año dos mil cincuenta y cuatro?

            __Me cuesta reconocerlo, pero ha sido el Real Madrid.

Alonso salió del majestuoso edificio de la I.E. con la mollera todavía desmenuzada por el rebote químico del viaje. Debía tratarse del mismo efecto de la navegación por la red nodal sólo que éste efecto tenía más intensidad y se presentaba en un periodo más corto de tiempo. Aunque tal vez aquella formidable jaqueca no sólo derivaba del rebote.

Mientras Alonso subía a su automóvil, un extraordinario aerofit automático biplaza, pensó que su dolor provenía de una parte más honda que la mera química de su cerebro. Creyó que en su alma seguía hirviendo la culpa, al fuego lento del tiempo. Asumió que esa vieja culpa que le atosigaba seguiría siempre ahí.

Mientras su aerofit trazaba la pista aérea de pago, con rápidos ángulos entre los edificios de la gran ciudad de Zaragoza, Alonso volvía a considerar que él tuvo la culpa de que su padre falleciera. Él fue el que se empeñó en ver el maldito partido. Aquel niño caprichoso que fue acabó con la vida de su progenitor.

La rapidez del aerofit no permitía a uno ni meditar en sus cosas, pese a que aquellos aparatos trazaban solos los itinerarios. Lo hacían tan rápido que no aportaban la ventaja de tener un rato para cavilar. En pocos instantes Alonso llegó a su domicilio. El aerofit se ubicó perfectamente en el parking a nivel del piso décimo de Alonso.

El dolor de cabeza persistía, Alonso notaba un nuevo martillazo a cada paso, a cada diástole de su corazón. Para tratar de relajarse se tumbó en su sofá y pidió el encendido del tridi.

Las imágenes de las últimas noticias encubrían el infausto devenir de su mundo en aquel año dos mil cincuenta y cinco. Tras insustanciales noticias de sociedad y deportes, apenas se pasaba por encima de las diversas problemáticas mundanas.

La más evidente de todas, el incremento de la miseria. Alonso recordó haber comentado a su padre que el cáncer, el sida y el alzheimer habían desaparecido, pero eso no era toda la verdad. Lo completamente cierto es que únicamente se curaba la clase pudiente. La tendencia a una clara polarización separaba a una creciente muchedumbre pobre en igual cantidad que los ricos. Esa clase pobre, que todavía habitaba entre las profundidades de las ciudades, no tenía acceso a ninguna cura porque no tenía dinero.

Pero aún había mentido más gravemente a su progenitor. Le había dicho que el incremento de gente por el descenso de las enfermedades se solucionaría con la colonización de otros planetas. Eso ocurriría, tal vez, más adelante. De momento, todo aquel que se saltara la cuota de procreación se llevaba ante la justicia. Y hacía mucho que la justicia había tenido que recurrir a los más fuertes castigos.

Alonso había mentido a su progenitor sobre toda esa bazofia del futuro. Aunque evidentemente, su padre, le conocía bien a fondo. Seguro que no le había convencido del todo. Miguel había reconocido sus gestos falsos simplemente sospechando de su frase “No hay problema”.

Ya más sosegado, tumbado en su sofá, Alonso volvió a pensar en su padre. En ese instante, como si tuviera un gong en el pecho, su corazón dio un fuerte latido que se extendió unos segundos por todo su cuerpo. Tan sólo cuando pasó el escalofrío pudo ese órgano volver a latir regular. Excitado, se incorporó y ordenó apagarse a su trivi. Cerró los ojos y rebuscó entre sus recuerdos, acababa de imaginarse a su padre como un anciano y eso, con su fallecimiento a los cuarenta años era un recuerdo incorrecto.

Su padre sentado a su derecha el día de su boda. Eso fue lo siguiente que recordó. Alonso pudo ver a su progenitor en la cena de su casamiento con Aurora. ¡No podía ser! Después apareció la imagen de Miguel con su nieto, las bodas de oro. Mil recuerdos de su padre se agolparon en su memoria como diapositivas expuestas a una nueva luz.

Parecía extraño, pero aquello le produjo una inmensa alegría. Además, el peor recuerdo, aquel de su decimoquinto cumpleaños en que su padre cayó desde el tejado había cedido a un segundo plano, pasando a configurar una perversa fantasía, un incómodo resto.

En lugar de esta lóbrega reminiscencia, Alonso recordó su primer gran enfado, el que se produjo cuando cumplió sus quince años y se perdió el partido del Barcelona, el recuerdo de su insistencia para que su padre reparara la televisión en mitad de la tormenta y la negativa de su padre.

Alonso lloró, su culpa se había esfumado. A cada golpe de recuerdo pudo entender una vida distinta. Sin duda su padre le hizo caso, tomó la decisión de no arreglar la televisión y la vida continuó como debía pasar. Miguel murió a sus setenta y tres años, llegó a ejercer de abuelo y Alonso disfrutó de su padre por muchos años.

Aurora, su mujer llegó a casa cuando él todavía secaba sus lágrimas. Al verla, Alonso la abrazó. Por unos segundos pensó que era otra. Sin embargo sabía que la quería.

 

 

Licencia Nodal: Intertime Entertainments.

                        CIF: B50142

 

                        Informe: Regidor: Alonso Bronchal

 

            La propuesta de esta empresa se basa en la creación de un innovador tráfico nodal destinado a navegar por  el tiempo.

            Si bien el estilo de navegación está sustentado en la misma síntesis química que los nodos del tráfico ordinario, los resultados obviamente, son bastante diferentes.

            Mi comprobación in situ ha contrastado que los viajes en el tiempo desarrollados por Intertime Entertainments son reales, la transmutación química de la materia nos dirige incontestablemente al pasado.

            No obstante, tal navegación produce unas variaciones a considerar:

            Primeramente hay que entender que se puede modificar el pasado y al volver al presente, el proceso químico de la mente ya se ha adaptado completamente a las nuevas circunstancias, por lo que las preguntas de control carecen completamente de valor comprobatorio. Tan sólo algún resto mantiene vestigios del pasado sin modificar.

            Fisiológicamente, los viajes del sistema ideado por I.E. producen unas momentáneas aunque muy intensas jaquecas.

            Valoración como Regidor Nodal: Potencialmente peligroso en espera de nuevas comprobaciones.

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