3 mejores libros de Henry David Thoreau

Los encuentros entre filosofía, literatura y ensayo se concentran en pocos casos en la historia de la literatura. Lo de ser rara avis y manifestarse como tal en cualquier ámbito no siempre facilita la integración de la persona. Pero la repercusión de la obra de un tipo extraño como Henry David Thoreau tiene mucho que ver con su excepcional y extraña visión de la literatura como el compendio entre pensamiento, literatura y vida.

Coetáneo de Nathaniel Hawthorne, y también oriundo del Massachusetts más septentrional, David Thoreau fue su antítesis en lo literario. Pero con ambos se disfruta de esa complementariedad polarizada que abarca toda una época del siglo XIX.

La bibliografía de Henry David Thoreau tiene mucho de biografía, convirtiéndose en un ejemplo de escritor vitalista que exprime su propio mundo para plasmar su visión de las cosas con la intensidad de un tipo enfrascado siempre en reivindicaciones y luchas trascendentales.

Top 3 libros recomendados de Henry David Thoreau

Walden

Diario del ermitaño por excelencia, cuaderno de bitácora en tierra firme de un nuevo náufrago del mundo adelantado un siglo tras Robinson Crusoe, con los nuevos dilemas del siglo XIX en lugar del toque romántico del viejo personaje de Daniel Defoe. Thoreau decide apartarse del mundanal ruido (aunque escaso en su melancólico Concord de casas de madera) y nos lleva con él para replantearnos el mundo.

Un libro que se disfruta hacia ese ideal de la intensidad de la vida que nada tiene que ver con la prontitud sino con la paciencia, para nada con lo inmediato sino con lo anhelado a fuego lento. Un libro escrito en estos condicionantes apunta a esa aventura esencial del ser humano reconciliado con su entorno, sin más preocupación que volver a comunicarse con los elementos, entregándose a los quehaceres diarios esenciales en los que la inteligencia del hombre consigue sus metas básicas, atávicas. Claro está que después de aquel verano de 1845 entregado a la paz interior y al abandono, Thoreau regresó para contarlo, y ese dice mucho de lo insostenible de la soledad por mucho tiempo.

Pero Thoreau supo plasmar sus vivencias y nociones de aquellos días como un manual idealista que caló y aún cala en cualquier persona que medita a cerca de nuestra evolución social plagada de injusticias y desajustes de lo individual entre lo colectivo. Y sobre todo en lo irrelevante de lo material frente a la sensación de un tiempo en soledad que te enfrenta a la sensación de que la vida extrema, con sus luces y sombras es únicamente eso, silencio y sentir de pertenencia a un lugar y a un momento.

Walden

Desobediencia civil

Es curioso como la objeción de conciencia que puede llevar al individuo a la desobediencia civil puede llegar a transformarse en un arma arrojadiza de quienes pretendente alterar cualquier orden (autoritario o democrático) establecido, sin entrar a diferenciar la naturaleza de ese orden. Desobedecer es humano en lo personal y tendencioso, manipulable y muy cuestionable en lo grupal.

Como todo buen libro, muchas veces este manual del inconformista, esta biblia de la objeción de concencia y hasta la insumisión se usa con el mal gusto del interés manipulador de la colectividad más que con voluntad de convencimiento particular de búsqueda de un camino propio. Para los días que le tocó vivir a Thoreau, sus obras manifiestan ese adelanto ideológico de un personaje sumamente crítico que descubría el trampantojo de lo social, encubierto en aquellos días todavía en miedos casi religiosos, en el restallido del látigo o en el rugido de las armas.

La revolución única que se desprende en este libro es la que incumbe a uno mismo enfrentado a lo injusto, pero jamás conducido hacia otros ideólogos que, como se demuestra cíclicamente apagan sus anhelos libertarios en cuanto llegan a las mansas aguas del poder y sus oportunistas corrientes capaces de justificarlo todo.

Desobediencia civil

Musketaquid

En Walden Thoreau se encontró a sí mismo. En Musketaquid, o al menos en la redacción del viaje que supuso Musketaquid, Thoreau se había perdido anteriormente en la soledad de la ausencia. En el ínterin, un lustro…

Porque su hermano John fue un compañero vital en la aventura que los llevó sobre la embarcación Musketaquid que ambos botaron por el río Concord y juntos compartieron el desengaño amoroso que quizás pudo haberlos llevado al conflicto por el mismo sentir sobre la misma mujer. Y sin embargo decidieron recorrer cauces del caudaloso Merrimack o del Sudbury. El viaje consiguió el efecto más deseado de reconciliación, reencuentro y unión. Hasta que John falleció de la manera más insospechada.

La narración del viaje adquiere ese gusto de aventura incomparable sobre la vida que fluye a bordo de una barca con alguien tan próximo como un hermano. Seguramente la composición del relato conduciría al autor a pensamientos melancólicos. Pero la redacción es una enseñanza filosófica sobre esa vida emprendida con valentía, con tesón y empeño por enfrentarte a los peligros. Porque las casualidades y las fatalidades ya se encargan de llegar solas tengas miedo o no de ellas.

Musketaquid
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