Los 3 mejores libros de Lorena Franco

En ocasiones parece como si la literatura fuera un ámbito en el que aterrizar aprovechando un tirón popular para actores, músicos y hasta políticos. La cuestión es si se trata de un fuego fatuo con el que la editorial de turno consigue unas puntuales y suculentas ventas o si realmente hay madera de escritor/a.

El caso de Lorena Franco, actriz y ahora ya consolidada escritora es lo contrario a ese encuentro puntual con las letras. En primer lugar porque Lorena empezó desde la base, en ese océano de la autoedición en la que consiguió descollar. En segundo lugar, como derivada natural, por la alta valoración de los lectores desde su insospechada irrupción en la literatura sin el ruido del marketing de las grandes editoriales.

Después llegó ya el éxito natural y el respaldo de los grandes sellos, la puja por conseguir sus obras. Pero para ello la autora ya había publicado varias historias en ebook para Kindle, con esa anhelada suma de estrellas de máxima valoración que surgen espontáneamente cuando los lectores quedan satisfechos con la trama presentada.

La mayor virtud de Lorena Franco es la intensidad de su literatura dentro de su versatilidad temática. Porque si bien últimamente disfrutamos con sus novelas de suspense doméstico al estilo de la también pujante Shari Lapena, antaño volcaba su inspiración en lo fantástico o lo romántico, siempre con una impronta de tramas vívidas plenas de ese magnetismo de los bestsellers de cualquier género.

Así que de esta autora podemos esperar cualquier tipo de historia pero siempre con esa sensación de dependencia en cuanto comienzas a leer.

Top 3 novelas recomendadas de Lorena Franco

El lugar donde fuimos felices

La noche del 22 de junio, mientras todo el elitista Instituto Magno celebra la fiesta de fin de curso, Blanca Roca, la profesora de literatura, es abatida de un disparo en la frente. A la mañana siguiente, unos bañistas encuentran su cadáver en la playa.

La muerte de Blanca sigue siendo una incógnita cuando, tres meses después, empieza el nuevo curso y Paula Arias llega como sustituta a un pueblo aún conmocionado por la tragedia. Enseguida conocerá a Nuno, profesor de matemáticas y propietario de la controvertida discoteca Faro, que no tardará en descubrir quién es realmente Paula y cuáles son los motivos que la han conducido hasta Llafranc.

¿Cuánto tiempo podemos mantener ocultos los secretos sin que nos pesen? Paula y Nuno tendrán que remover los cimientos de estructuras fuertemente asentadas para descubrir la verdad sobre Blanca.

El lugar donde fuimos felices. Lorena Franco

El último verano de Silvia Blanch

Siempre hay una historia, una trama que marca ese antes y después. Al menos en un caso emblemático de escritora con calidad y tesón como Lorena Franco. Y muchos son los que consideran que “El último verano de Silvia Blanch” es esa inflexión que marca descaradamente hacia arriba, apuntando al éxito rotundo.

Y eso que Lorena compatibiliza la carrera literaria, para más inri y no menor mérito, con su desempeño de actriz y modelo. Centrándonos en la novela, y acercarnos concretamente a un pueblo en torno al bosque para descubrir una novela de suspense, un thriller con esa composición casi telúrica, nos aproxima a espacios narrativos abordados magistralmente por Dolores Redondo en el Baztán.

Pero lo cierto es que un espacio paradigmático del miedo como es un bosque siempre es un paraje perfecto para despertar ese terror atávico y ancestral, ese pánico que puede despertar como un gélido espasmo entre el silencio susurrante del bosque. Ya sea por una simple sensación o por la llamada de alguna bestia que se acerca desde la umbría.

Allí es donde desapareció Silvia Blanch, entre las fauces de un bosque que no por ser un mediterráneo espacio boscoso en las profundidades de la provincia de Barcelona, se vuelve más amable y menos lúgubre que el Baztán.

Como lectores descubrimos el pueblo de Montseny en dos tiempos. Primero cuando la tragedia se apoderó de la rutina del lugar y segundo cuando algún año después la periodista Alex procede a investigar el asunto de una desaparición tan impactante como el de la joven. Todo para recrear un artículo periodístico. Solo que en ocasiones la voluntad por saber más puede aproximarnos a zonas demasiado oscuras de la realidad…

Quizás en ese movernos entre dos tiempos, el de los hechos y el de la llegada de Alex podamos saber o intuir más que la propia Alex acerca de los motivos oscuros para la desaparición que apunta incluso al más atroz crimen.

Pero eso es lo de menos porque la autora se encarga de encauzar toda la intensidad emocional a cómo afronta su investigación Alex, y lo que le tocará vivir y padecer en un lugar cada vez más amenazante.

En esa extraña zozobra que asalta a las almas nobles, cuando se sienten tan próximas a la verdad como a la muerte, Alex no podrá renunciar a descubrirlo todo, porque se ha implicado demasiado. Porque en las entrevistas y paseos por los lugares conoce a alguien muy especial, quizás a quien más culpa pueda tener en la desaparición de Silvia.

Pero hay momentos en los que lo que más queremos es descubrir que la realidad puede acabar sacudiéndolo todo, incluso nuestras peores sospechas, incluso las mentiras más evidentes. Solo para acabar reconciliándonos con la vida, con el amor y con la muerte.

El último verano de Silvia Blanch

La viajera del tiempo

Hace tropecientos años escribí una historia curiosa sobre las segundas oportunidades que mezclaba ciencia ficción con ese punto de romanticismo sobre los amores perdidos y la fugacidad de nuestro tiempo, se llama Una Segunda oportunidad, y la puedes encontrar aquí por 1€.

En este caso también emprendemos un viaje entre lo existencial y lo fantástico, acabando por disfrutar de una potentísima narración sobre ese motor fundamental del Universo: el amor.

El retrato de la familia de Lia y Will se nos abre a la rutina de cualquier otra familia. Ellos son esos hijos que lo comparten todo ante unos padres ocupados con su devenir cotidiano hacia el cuidado de la familia que acaba aparcando las necesidades más básicas, precisamente, de los niños.

El tiempo pasa, la madre muere y en ese punto de inflexión vital que siempre es una pérdida tan fundamental, el hermano, Will, desaparece. Lia se queda tocada con todo lo ocurrido, hasta que descubre un extraño vínculo con su hermano a través de un misteriosos cuadro en una exposición.

La magia despega con absoluta fascinación hacia un posible reencuentro a caballo entre literatura y realidad, entre la Historia y las intrahistorias de los personajes que habitamos el tiempo…

La viajera del tiempo

Otras novelas recomendadas de Lorena Franco…

Ella lo sabe

La desaparición de María marca el ritmo de esta novela “Ella lo sabe”. Y la marca intensamente porque María, la desaparecida, es vecina de Andrea.

Y el último momento en el que Andrea la vió, poco antes de su desaparición, se estaba subiendo al coche de su cuñado, Víctor. Andrea, escritora que esconde sus propios fantasmas en sus novelas negras, se mueve en un espacio de auténtica zozobra. Delatar a su cuñado despierta en ella auténtico terror.

Desde que él se instalara en su casa, su presencia ya se le antojó inquietante, los hechos que pudo ver desde la ventana terminaron por atemorizarla hasta dejarla bloqueada.

El espacio de la casa, donde conviven Andrea con su marido, en una relación agotada, con el añadido de Víctor y el descubrimiento de la desaparición de la vecina en su coche, ese espacio de lo que debiera ser un hogar se transforma en un infierno para Andrea. ¿Podrá revelar lo que pudo ver desde la ventana? ¿Qué consecuencias tendrá en ella todo lo que sabe?

Las vivencias de Andrea a partir de ese punto se mueven en un espacio de continua tensión que atrapa al lector con una siniestra habilidad literaria.

Una vez más el thriller doméstico, al estilo de novelas recientes como La chica de antes o de No volverá a tener miedo, o incluso de la obra La última palabra de Juan Elías (de la serie televisiva Sé quien eres) se representa como una de los mayores aciertos del género negro.

Convertir el hogar en la antítesis de lo que la palabra “hogar” representa te engancha como lector y te mueve inquieto entre sus páginas.

Ella lo sabe

El club de medianoche

El irrenunciable gancho de esta historia parte de esa sensación de necesidad de abandono frente a la realidad más prosaica, una vieja noción que nos aporta desde la ficción las alas para emprender esa fuga.

Natalia se encarga de materializar esa salida de su entorno tóxico, de esa vida sumida en roles autoimpuestos, en limitaciones y rutinas abismales.

Considerando el consejo de su abuela, Natalia se marcha hasta ese París del imaginario de su antecesora, una ciudad de luces y sombras, de misterios y aventuras.

La vieja librería Le club de minuit se transforma en el objetivo, la puerta desde la que emprender el viaje, una pauta de su sabia abuela que transformará su vida. Porque cuando Natalia llega hasta allí y conoce a su dueña Corinne Whitman entenderá que nada volverá a ser lo mismo.

Cuando las puertas de la tienda se cierran al cada vez más exiguo público, otras puertas se abren en la parte trasera, un umbral quizás creado entre tantos y tantos libros escritos hace muchos años y releidos en clubs de lectura con el poder de la invocación.

La nueva Fantasía descrita por Ende y habitada en esta ocasión por la adulta Natalia en busca de la recomposición de su mundo.

El club de medianoche
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