Los 3 mejores libros del fascinante Jean-Paul Sartre

El idealismo más comprometido con lo humano, del que participaba Sartre, siempre se orienta hacia la izquierda, hacia lo social, hacia el proteccionismo estatal. En parte como respuesta al ciudadano pero también frente a los desmanes de un mercado que, liberado de toda atadura, siempre acaba limitando el acceso a la riqueza. Si al mercado se le permitiera todo acabaría devorándose a sí mismo, eso está claro en la tendencia actual.

La cuestión es que históricamente el comunismo como solución intervencionista del Estado nunca encontró el desarrollo ideal que se buscaba, sino todo lo contrario. Aun así, Sartre era uno de esos idealistas necesarios. Porque su existencialismo hecho narrativa partía de una alienación nacida desde ambiciones desaforadas del mundo avanzando hacia el capitalismo sin freno en el que habitamos ahora. Y aspirar entonces a la utopía era, y seguramente es, la única solución.

Ser idealista en este sentido y existencialista por convicción filosófica le llevó a Jean Paul Sartre (junto a quien fuera su mujer Simone de Beauvior), a una literatura casi fatalista como tarea concienciadora y a otro tipo de propuestas narrativas como el ensayo. De una u otra forma, escribir para trataba de compensar ese desgaste propio del que lucha contra gigantes con energía, valentía y vitalidad. Existencialismo en lo estrictamente literario y compromiso y protesta en cualquier otro ámbito de escritura, entre lo social y lo filosófico.

El ser y la nada es, probablemente, su obra de tinte filosófico más brillante, con un relato social de la Europa devastada tras la Segunda Guerra Mundial. Un libro imprescindible del genio Sartre que nutrió a pensadores pero también a literatos. Una forma de transmitir el mundo (o lo que quedaba de él), que servía de estudio antropológico, pero que también se convertía en fuente para el relato intimista de tantas y tantas intrahistorias de perdedores de la guerra (o sea, de todos)

Top 3 novelas recomendadas de Jean-Paul Sartre

La náusea

Despegar una novela desde este título ya anticipa un malestar somatizado, una irrupción visceral del desencanto. Existir, ser, ¿Qué somos? No se trata de preguntas lanzadas a las estrellas en una fantástica noche de cielo despejado.

La pregunta va hacia adentro, hacia lo que nosotros mismos podemos buscar en el oscuro cielo del alma. Antoine Roquetin, el protagonista de esta novela no sabe que alberga esta pregunta latente, pugnante por pronunciarse con sus pesados interrogantes. Antoine sigue con su vida, sus avatares como escritor e investigador. La náusea es ese momento crítico en el que surge la duda de si somos algo en lo fundamental, más allá de nuestras rutinas y tendencias.

Antoine escritor se convierte entonces en Antoine el filósofo que busca la respuesta y cuyas sensaciones de limitación pero de infinitud, de melancolía y de necesidad de felicidad.

El vómito se puede controlar ante el mareo de vivir, pero sus efectos siempre quedan… Siendo esta su primera novela, pero ya alcanzados los treinta y tantos, se entiende esa madurez temática, el filósofo iba creciendo, el desencanto social también se potenciaba, la existencia parecía simplemente fatalidad. Un cierto regusto a Nietzsche se desprende de esta lectura.

La náusea

Trilogía los caminos de la libertad

A mi entender pocas unidades de un volumen literario se necesitan tanto una a la otra como el caso de esta trilogía. El mundo se movía entre el miedo por su propia destrucción total.

Las bombas atómicas ya habían abierto el camino. Las ansias de guerra se disimulaban por un último ideal de supervivencia de la especie.

La guerra fría estaba servida. ¿Qué libertad podía haber entonces? «La última oportunidad», «El aplazamiento» y «La muerte en el alma» se encargan de devolver la esencia al individuo sometido a años de miedo. La libertad sonaba por aquellos años a algo propio, solo de los más favorecidos.

Existencialismo y felicidad, conceptos prácticamente contrapuestos que encuentran en esta obra un espacio de connivencia (que no de convivencia) Europa, sus habitantes deberían volver a aprender a existir libremente para recuperar la posibilidad de ver destellos de felicidad.

Trilogía los caminos de la libertad

A puerta cerrada

Qué sería del existencialismo sin visualizar las ancestrales ideas de Dios y del Diablo. Un tema que Sartre también toca en otros libros.

En lo que toca a esta obra de teatro, seguimos a tres personajes condenados al infierno. En ocasiones, Sartre divisa el infierno como la propia Tierra. Un mundo en el que no podemos conocer toda la verdad, lleno de sombras y limitaciones de la razón se asoma como el peor de los infiernos. La propuesta, gracias al diálogo propio del teatro, aligera mucho las ideas más pesadas sobre nuestro devenir y nuestro destino último.

Existencialismo entretenido con un regusto fabuloso, tétrico… una obra muy completa. Leer teatro siempre puede estar bien, más aún en casos de autores muy trascendentales como Sartre. Recomendado para iniciarse en el genio.

A puerta cerrada
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