Los 3 mejores libros de James M. Cain

Unos tienen la fama y otros cardan la lana. Seguramente recurrir al refranero español para hablar de literatura estadounidense, y más concretamente aún de género negro, suene un poco peregrino. Pero es que el caso de James M. Cain ejemplifica todo eso de la fama y el reconocimiento frente al trabajo y la dedicación.

No quiero decir que Chandler o Hammett no merecieran el reconocimiento que la historia les da como grandes iniciadores de un género hoy ya masivo en la literatura. Pero dejar a James M. Cain como tercero en discordia en cuanto a genialidad del género negro, probablemente no sea del todo justo.

De hecho, entre los tres, fue James M. Cain el más prolífico de todos, con más de veinte novelas publicadas. Y, por qué no decirlo, en ocasiones parece como si la gran obra de su autoría, «El cartero siempre llama dos veces» se hubiera escrito sola o perteneciera a ese famoso «anónimo» que escribió, entre otras «El Lazarillo de Tormes».

Puede que el reconocimiento a la obra cumbre de este autor terminara por eclipsar al propio escritor. Lo cierto es que lo acertado y sugerente del título, su propuesta narrativa ciertamente transgresora para sus días por lo explícito de las escenas sexuales o de violencia y su ulterior llevado al cine, hayan terminado por ningunear al genio capaz de escribir de manera concisa, pero eficiente, con ese ajuste del lenguaje capaz de despertar la imaginación en su mejor síntesis y de paso capaz de mover la trama de manera ágil, a tumba abierta.

Así que, en un pequeño gesto por mi parte de reconocimiento, allá voy con mi selección.

Top 3 novelas recomendadas de James M. Cain

El cartero siempre llama dos veces

La novela negra tiene una parte de intención por ahondar en los pecados capitales, en esos grandes males morales que traspasan desde las creencias hasta el orden social y ético.

Y James M. Cain creo en esta novela todo un muestrario abierto de esa perversión del alma que adorna al género. Pero lo peor y lo mejor de todo es que lo hace cercano, posible. Cuando una pasión nos conduce como les ocurre a Frank Chambers y a Cora Papadakis, entregados al amor físico por encima de sus status, la razón puede relegar a un segundo lugar.

Es entonces cuando los amantes empiezan a buscar su nuevo espacio en el que sobra gente que los lastra al pasado. El asesinato perfecto asoma a su imaginación como un plan doméstico. Poco a poco se va perfilando el fin de los problemas para los amantes.

Casi todos los elementos van controlándose para encubrirse mutuamente. Salvo el cartero… ¿Quién contaba con ese cartero empecinado en realizar una entrega?

El cartero siempre llama dos veces

La camarera

La última novela, publicada de manera póstuma que, para haberse compuesto en sus últimos días, todavía mantiene ese ritmo inigualablemente dinámico del autor. Y el leitmotiv del sexo sigue siendo un fundamento sobre el que se construye una trama negra.

Una joven viuda, Joan Medford, se dedica a servir copas para poder seguir manteniendo a su hijo. En torno a ella se establece un triángulo amoroso que se adivina fatal.

Nos debatimos entre la idea de que finalmente el hombre joven considere en eliminar a su oponente, un potentado señor mayor que parece puede llevarse a la chica gracias a su invitación a la seguridad económica.

Pero ni el asunto es tan sencillo ni realmente conocemos la capacidad de cada uno de los personajes intervinientes. Así, vamos saboreando una de esas historias que conducen a la destrucción y en la que finalmente quien tenga sus intereses más claros y sea capaz de nadar y guardar la ropa, podrá acabar labrándose el mejor de los destinos en la pugna entre fatalidad, codicia, deseo y futuro…

La camarera

Mildred Pierce

Uno de esos personajes que, como ocurre en este caso, merecen el título del conjunto de la obra por el universo que representan, por el equilibrio entre la frustración, la codicia, la desesperación y la intención de sobreponerse a todo cuando pintan bastos.

Porque Mildred Pierce es infeliz en los duros años de la Gran Depresión. Mientras ella está empeñada en escapar de la sombra de la miseria que se cierne sobre la clase media americana, su hija Veda se empeña en entregar su juventud a la inconsciencia, explotando a su madre y engañando a todos.

Una tensión familiar para nada lejana y que sin embargo, en este caso toma los derroteros de la excepcionalidad, del momento en el que el desencanto conduce al borde de la desesperación.

En tiempos duros la vida puede ser una novela negra sin pretenderlo. Y las decisiones de una mujer con el mundo sobre sus hombros la asoman cada nuevo día al abismo.

Mildred Pierce
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