Los muchos, de Tomás Arranz

Los muchos, de Tomás Arranz
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Un libro que entretiene y cultiva siempre ha de tener especial consideración. Es el caso de esta novela Los muchos.

A bote pronto se me ocurren muchas interpretaciones del título de la novela (siempre subjetivas después de una gratificante lectura). Porque el título tiene un significado material que pronto se adivina en la trama y, sin embargo, para mí ofrece un vistazo más allá de lo literal.

Los muchos pueden ser todos esos cubanos que viven en un plano de brutal igualdad en la carestía, donde una especie de picaresca adoptada de la madre patria y transformada ad hoc del regimen propio y su Revolución se convierte en filosofía de la supervivencia.

Pero sobrevivir no siempre tiene que entenderse como un angustioso trance…, todo depende de la perspectiva del afectado. El protagonista de esta novela se sobrevive, en todo caso, a sí mismo. Él, el más dotado de los amigos de barrio (dotado en todos los sentidos, pues su pinga casi alcanza la medida de su pie) consigue abrirse paso en un mundo del extraperlo y de la economía improvisada gracias a sus encantos y su capacidad para conseguirlo todo.

Amante carnal ya desde niño, en una isla donde el amor fugaz es tan común como el agua del océano, nuestro protagonista nos habla de su paso por el mundo, con especial consideración a su vida en la isla.

Y conforme el protagonista habla, descubrimos una maravillosa cascada de vivencias y anécdotas que conforman la idiosincrasia cubana. Nos habla de que los cubanos son su presente llevado hasta última instancia, olvidando pasados y obviando futuros que para ellos no existen en su ingobernable espacio vital. Y aquello tiene tanto su lado malo como su lado bueno…

Que la Revolución es una milonga es algo que bien nos hace entender el protagonista, pero no menos que cualquier otra gran mentira del mundo. Al menos él sabe qué le ha tocado vivir y busca sacar su mejor provecho.

Pero volviendo a sus motivaciones más hondas, amar lo que es amar, el protagonista lo ha hecho de diversas formas y en todas las circunstancias. Y en ocasiones se enamoró, y le costó hasta una semana olvidarse… Es la magia de vivir el presente, el protagonista nos enseña a que la chingada es la pulsión básica del día a día, sin otros filtros ni interpretaciones.

A través del protagonista vemos Cuba, respiramos Cuba. No se trata de descripciones detallistas. La virtud de la buena novela es la que te presenta escenarios y personajes sin grandes definiciones. Es algo así como saber trufar la historia, o llenarla de perlas. Tomás Arranz hace un uso brillantísimo de su bagaje cultural y literario para acabar llenándonos de encantadoras imágenes, sugerentes frases o metáforas con sabor a sabiduría popular. En resumen, la notable virtud de disponer de las palabras precisas hacia la más honda intención buscada.

Pero no todo es Cuba. El protagonista conduce su vida por derroteros imprevisibles, siempre detrás del dinero fácil o, más bien de la vida fácil del presente. Miami y Madrid, cárceles y personajes que de repente ofrecen una perspectiva más oscura de aquellos que habitamos el mundo occidental que rodea al paraíso cubano.

Una novela realmente entretenida, muy bien escrita y colmada de esas brillantes perlas que solo el buen escritor sabe disponer para gozo del lector.

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Los muchos, de Tomás Arranz
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