Uno nunca deja de sorprenderse con la creatividad de autores como Malenka Ramos. Si bien hace poco hablaba de su anterior novela de terror Lo que habita dentro, poco después me enteré de su desempeño paralelo en el género erótico.
Si la cuestión es desconcertar a los lectores, Malenka tiene mucho terreno ganado. Si lo verdaderamente relevante es la capacidad de sorprender, reinventarse y plantear diferentes caminos de evolución, lo cierto es que esto solo apunta al cultivo del genio creativo.
Pero aterrizando en su última novela El que susurra, lo cierto es que no se puede desprender una continuidad en cuanto a trama. Malenka ha variado el escenario y la propuesta narrativa. Ya no se trata de un espacio marcado por el mal como fue el caso de la casa Camelle. En este nuevo thriller el mal es una presencia que se desliza a partir de la muerte de Penny, como si algo se hubiera liberado una vez que él ya no está en este mundo.
Y desde ese momento Point Spirit no volverá a ser el mismo. De la ambientación sobre este pueblo se ocupa de manera precisa la autora, con una variabilidad de escenas quirúrgicas que van anticipando la fatal confluencia de los hechos venideros.
La pléyade de variados personajes nos sirven para tratar de perfilar esa presencia capaz de interactuar con una realidad a la que no pertenece. De momento solo son susurros, pequeños contratiempos que no tienen porque interpretarse como avisos de tragedia, no al menos para quien no sepa interpretarlos.
Desde la madrugada en la que Penny dejó este mundo quien más quien menos puede ir presintiendo que algo está por ocurrir, como hacen los pájaros con una gran borrasca. Las hermanas Morelli, la señora Owens, el escritor Jim Allen, todos ellos acabarán desvelados en mitad de la noche y probablemente sean los primeros testigos de lo que empezará a ocurrir, antes de que amanezca…
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