Gracias a Dios, para la palabra enano no hay eufemismo ni neotérmino que pudiera antojarse oportuno para «neo»censurar el título de esta novela. Me parece cojonudo, si el enano tiene suerte, que se sepa.
Bromas aparte, en esta novela de un Pérez Gellida que muta de Jo Nesbo a Juan Gómez Jurado con fascinante capacidad, disfrutamos de esa consabida habilidad de este escritor vallisoletano para la sopresa continua. Sorpresa desde la transformación de la realidad hacia un trampantojo oscuro, inquietantemente verosímil y magnético.
Sabemos que nada de lo narrado ocurre (aunque siempre pueden pasar cosar peores). Y sin embargo nos ponemos a 100, calentísimos, en cuanto Gellida nos mete en harina con sus submundos, sus tramas criminales y sus escenas por momentos tarantinescas. Porque de inmediato sabemos que la deriva de los hechos tan solo podría ser predecible si Pérez Gellida no fuera un puto genio en lo de mantener la tensión, dar sustos y dejarnos finamente boquiabiertos.
Sinopsis
Un gran golpe al Museo Nacional de Escultura de Valladolid, un asesinato repleto de incógnitas y una inspectora poco social y adicta al sexo empeñada en librar todas las batallas: así es la nueva novela de César Pérez Gellida.
Valladolid, 2019. Sara Robles es una inspectora singular. Encargada de resolver un macabro crimen, además tiene que lidiar con sus problemas cotidianos, estrechamente relacionados con la adicción al sexo y con un pasado que no termina de curar. Mientras tanto, El Espantapájaros, una misteriosa cabeza pensante, ha orquestado el robo perfecto junto a un exminero, un pocero y un sicario, y está a punto de llevarlo a cabo a través del alcantarillado de la ciudad.
La suerte del enano es una brillante novela con altas dosis de investigación policial, sexo y violencia en la que el lector profundizará en el complejo mundo de los robos de obras de arte y sus extensas ramificaciones que los relacionan con grupos de delincuencia organizada.
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