Los 3 mejores libros de L.S. Hilton

Lo de la escritora inglesa Lisa Hilton es un interesante mestizaje entre su devoción por el arte en combinación con un erotismo desatado que, revestido precisamente por esa noción de lo artístico nos hace contemplar sugerentes desnudados en lugar de simples desnudos. Y no, no es lo mismo lo primero que lo segundo.

En cualquier otro escritor el asunto podría apuntar a lo abiertamente sexual. Pero en Lisa Hilton y su trilogía Maestra disfrutamos de sus escenas destiladas a fuego vivo, somos engatusados entre las perturbadoras visiones mientras quedamos a la espera de resoluciones argumentales siempre latentes.

El invento de lo erótico con aspectos oscuros no es nada nuevo. Y lo cierto es pese a una liberación sexual consolidada ya hace décadas en casi todo el mundo, siempre gusta ese coqueteo con los tabús, con los límites de pasión y dolor, con el morbo de lo prohibido y la proyección del castigo carnal como contrapeso al gozo de la sangre a borbotones.

Rarezas de lo humano, filias y fobias de las que Hilton coge el testigo como muchos otros casos actuales. Solo que la Hilton añade dosis de misterio, de fetichismo artístico y de thriller que complementan todo con esa vuelta de tuerca que mejor el género.

Top 3 novelas recomendadas de L.S. Hilton

Dómina

A veces las segundas partes no son peores que las primeras sino que además las superan con creces. En esta ocasión ubicamos en lo más alto del podium a una continuación de saga con todos sus personajes bien perfilados, una acción arrebatadora y unas expectativas en su desarrollo y sus escenas más intensas que no decepcionan.

Judith Rashleigh nos ha demostrado cómo, gracias a su trayectoria sangrienta, ha podido pasar de ser una becaria explotada en una casa de subastas a convertirse en una marchante de arte internacional. Sí, Judith ha dejado una estela de sangre en su camino, pero su nueva vida como galerista en Venecia, rodeada de elegancia y codicia, representa todo lo que siempre ha querido ser. Y, además, a puerta cerrada, la alta sociedad ofrece un montón de lujuriosas actividades de las que Judith continúa disfrutando.

Mientras ella maquina su futuro en medio de este sofisticado ambiente en Italia, su pasado reaparece de nuevo; Judith creía haber huido de París sin dejar rastro, pero cometió un pequeño error, un detalle que la puede señalar directamente como culpable. Judith también oye en una fiesta un comentario lejano y aparentemente inocuo, pero que le revela que alguien la está vigilando y anda tras su pista. Sin inmutarse, sigue pensando en su carrera con una despreocupación singular, mientras es invitada a valorar una colección de arte contemporáneo en la mansión privada de un millonario ruso. Una colección de arte que Judith considera impresionante, pero que se niega a valorar. A partir de aquí, empieza una campaña siniestra de terror sutil al más puro estilo de la Stasi.

Entonces, Elena, la que se convertirá pronto en exmujer del millonario ruso, visita a Judith. Elena ha descubierto el sórdido pasado de Judith, le confiesa que conoce su sangrienta trayectoria y amenaza con delatarla a la vez que le hace una proposición. Su marido cree que Judith ha robado un dibujo de Caravaggio y le exige que se lo dé a cambio de cierta protección antes de que su marido le pida el divorcio. A cambio, los secretos de Judith estarán a salvo.

Solo hay dos problemas: el primero es que Judith no tiene el dibujo, ni tampoco sabe dónde puede estar. El segundo es que está convencida de que el dibujo en cuestión se trata de una falsificación.

Una vez más, Judith se encuentra en una encrucijada y siente que su única opción es escapar. En su huida constante, Judith entrará en contacto con la escena artística underground de Serbia, se moverá por los distritos más insalubres de París y se dejará llevar por el hedonismo de la comuna de St. Moritz, en una carrera contrarreloj por no ser descubierta. Lo que Judith aún no sabe es que sus enemigos la han invitado a un juego peligroso que va más allá, mucho más allá, del mundo del arte.

Dómina LS Hilton

Maestra

Volvemos ahora sí a la primera parte. Porque una saga siempre está en deuda con la idea original, con el arranque, con la ubicación y el acercamiento a personajes. Hablamos de las primeras impresiones, de las sorpresas, de la ilusión de emprender una aventura. Aspectos que siempre pueden ir a mejor en una trama pero que se guardan ya en la retentiva como base de todo.

De día, Judith Rashleigh es una joven ayudante en una prestigiosa casa de subastas de Londres. De noche, se convierte en una acompañante seductora y segura de sí misma en un sórdido club de alterne del centro de la ciudad.
Pero cuando Judith descubre un fraude millonario en el mundo del arte y es despedida antes de poder denunciarlo, su doble vida se ve radicalmente trastornada.

En su desesperación, huye a la Riviera francesa con un rico cliente del club y accede a un mundo tan glamouroso como corrupto. Durante todo este tiempo, Judith ha aprendido a vestir elegantemente, a hablar con acento impostado y a actuar ante los hombres. Ha aprendido a ser una buena chica.

Sin embargo, tiene una amiga que una buena chica como ella no debería tener: la rabia. Al saber que los tentáculos del complot pueden alcanzarla, Judith tiene que confiar en su fuerza de voluntad y traspasar todos los límites para poder sobrevivir.

Maestra

Última

Si se trata de cerrar una serie por todo lo alto, Hilton tenía claro que debía saltar todos los límites. Solo que en la sobreexposición algunos momentos pueden pecar de ese defecto de lo inverosímil para el lector profundo. Pero era el riesgo a correr por dotar a la trilogía de un fin explosivo…

La glamourosa e internacionalmente conocida marchante de arte Elisabeth Teerlinc sabe bastante sobre el mundo de las falsificaciones. Después de todo, ella misma no deja de ser una falsificación o una especie de fraude. Su verdadera identidad, Judith Rashleigh, se encuentra enterrada bajo una fina capa de mentiras.

Por no mencionar la cantidad de cadáveres que se ha llevado por delante, de todos aquellos que querían entorpecer su camino. Pero ahora, atrapada en el fuego cruzado asesino entre un jefe de la mafia rusa y un detective de policía italiano corrupto, Judith se ve obligada a crear una obra de arte aún más atrevida, una obra maestra falsa que debe llevar a la famosa casa de subastas donde solía trabajar como humilde asistente, y vender la obra por 150 millones de dólares. Sin embargo, exponer su nueva identidad ante un espacio en el que puede convertirse en el centro de atención conlleva un riesgo mortal.

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