Los 3 mejores libros de Juan Villoro

El fútbol y la literatura están más unidos de lo que uno puede creer a priori. De hecho quien aquí escribe también se lanzó a la aventura de tal miscelánea en mi novela Real Zaragoza 2.0, prologada por futbolistas emblemáticos de ese club. La cuestión es que mi acercamiento a Juan Villoro se produjo precisamente por esa querencia por el deporte rey y esa fusión de la narrativa con el verde del cesped.

Su primer libro con el que me topé se extendía sobre lo divino y lo mundano en torno al mundo del fútbol, con inspiraciones de la fascinante a la par que inquietante religión maradoniana e incluso con la serenidad final del personaje más antagonista y reflexivo del mundo del fútbol: Valdano. Pero aquello tan solo fue una aproximación que sirvió para que nuevos libros llegaran hasta mis manos bajo la excusa del autor ya leído. Y lo que vino después ya no orbitaba en torno al balón.

Por el contrario se trataba de un autor con fundamentos sociológicos, una versión complementaria de su compatriota Carlos Fuentes que en sus ficciones también ahonda en el imaginario mexicano llegado hasta el presente. Pero su bibliografía claro está que no se detiene en localismos y acaba sirviendo a la causa de la crónica de nuestros días.

Top 3 libros recomendados de Juan Villoro

La tierra de la gran promesa

Desde la presentación más sugerente de lo anómalo surge la metáfora más acertada y la invitación a descubrir la realidad desde otro prisma. Entre el barullo de las palabras precipitadas que surgen como un Pandemonium de confusión y pronto olvido, quedan los posos. Para quien sabe descifrar, ahí están las últimas certezas sobre lo que hay.

Diego González es un documentalista que habla dormido. Está casado con una sonidista que trata de descifrar lo que dice en sueños. Se muda a Barcelona, pero el pasado lo alcanza como una pesadilla. La visita de un viejo conocido, el periodista Adalberto Anaya, trastoca su reciente tranquilidad. Anaya (quien ha vigilado a Diego durante años con la atención casi desmedida de un admirador) lo culpa de haber hecho un documental para entregar a un narco. Diego se ve obligado a lidiar con este enemigo que es, al mismo tiempo, su único aliado.

La tierra de la gran promesa es una metáfora del México contemporáneo. Una lectura amplia sobre las entretelas de la corrupción y la vida íntima donde las verdades se pronuncian al dormir. Una reflexión sobre la forma en que el arte influye en la realidad y en que la realidad distorsiona al arte. Una novela tan política como personal que mantiene a Juan Villoro como un testigo excepcional de nuestro tiempo.

La tierra de la gran promesa

Arrecife

Sin duda una crítica al turismo aborregado frente a los viajes más auténticos y las aventuras emprendidas como un motor de cambio o de aprendizaje. Nada aportan los resort al otro lado del mundo salvo la foto fácil para el perfil social de turno. En el extremo de esa intención de recuperar el gusto y el placer de descubrir el viaje sin el parapeto del todo incluído, Juan Villoro nos invita a conocer la loca idea de su protagonista, el músico Mario Müller.

Porque harto de ese deambular sin sentido entre aeropuertos de turistas sin ningún tipo de pretensión cultural, sensorial o humanística, Mario invierte en un gran proyecto: La Pirámide. Hasta ese lugar viajan personas dispuestas a enfrentarse a la aventura extrema. Solo que, como dice la frase latina: Quien ama el peligro perecerá en él.

Una novela que nos sobresalta entre las tranquilas aguas del Caribe, ese mismo espacio que repentinamente se puede tornar oscuro cuando la climatología decide excederse hasta límites insospechados. De la misma manera, lo que ocurre en La Pirámide alcanza el goze extremo, el éxtasis en todas sus variables posibles y finalmente la caída. Una caída que, de no ser definitiva, siempre puede servir para sentir que tu vida cobra nuevo sentido.

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El testigo

Un nuevo tiempo se abre en México cuando la sombra del PRI, el partido con ínfulas revolucionarias finalmente desinflado por las circunstancias, se va desahaciendo como una neblina de mañana. A la apertura del nuevo ciclo social y político regresa Julio Valdivieso. Ha pasado ya mucho tiempo desde que se fue a Europa y para él todo ahora se amontona. Demasiado tiempo fuera. Los fantasmas de los lejanos días de una guerra cristera imposible recordar para él se mezclan con otros tiempos de su juventud.

Valdivieso acaba transformándose en una especie de Dante, con su misma lírica solo que apoyada en este caso en los versos de Ramón López Velarde, anterior incluso a la antedicha guerra cristera pero con una voz capaz de llegar hasta el hoy para acabar convenciéndonos de que nada escribe mejor la verdad de lo ocurrido como un corazón capacitado para dar música al lenguaje y sentido escrito a la razón engarzadas con las emociones.

El testigo

Otros libros interesantes de Juan Villoro

La figura del mundo

Puede ser que las relaciones paterno filiales den más jugo en lo literario. Mientras con las madres todo suele fluir de manera más natural y directa, en ocasiones con los padres quedan espacios vacíos, lagunas biográficas de cada cual que ofrecen ese espacio para la interpretación, el interés por la deducción, el empeño del narrador por conocer la parte, más o menos marcada, que nunca fue explícita en la relación.

Juan Villoro relata en La figura del mundo, el orden secreto de las cosas, algunos pasajes memoriosos en torno a su padre, el pensador mexicano-catalán, Luis Villoro. Sin el afán de hacer una biografía en estricto sentido, Juan evoca aquí la vida singular de quienfuera filósofo, luchador social, zapatista y autor de una obra fundamental.

En este libro hace una aproximación a una figura a la vez íntima y pública, adentrándose en las complejidades que toda vida tiene, narrando con maestría instantes que se desdoblan para entender el ubicuo presente.

Recupera así, pues, la esencia de un padre quien estuvo presente en la vida familiar de un modo intangible, un padre que debe ser indagado por un hijo que intuye sus afectos y renueva, así, el pasado. Escrito con gran sensibilidad yagudeza, este libro condensa el asombro y la emotividad para quien la escritura se convirtió en «una permanente carta al padre».

La figura del mundo

Los culpables

Una gran recopilación de relatos que acaba siendo un soliloquio de cada personaje presentado en cada relato. Y en esencia es así porque el autor elige el lenguaje directísimo de la primera persona para establecer ese diálogo, esa interpelación del yo que siempre busca la complicidad del tú.

Lo breve tiene muchísimas virtudes quizás infravaloradas por la preponderancia de la novela. Una de ellas es que todo es posible en menos páginas y con menos palabras. Todas estas historias podrían ser un spin off de otra historia principal. Momentos sacados de novelas o hasta de vidas en las que los más variopintos personajes confiesan la verdad última del rol que representan o de la decisión que están a punto de tomar. Elegidos al azar desde situaciones entre humorísticas y dramáticas. Pocos más libros aglutinan la sensación generalizada de funambulismo vital.

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